Inicio  








  Por el libro
Bookmark & Share

El Nuevo Día

La Alianza para una Alimentación Adecuada celebró que el Departamento de Agricultura Federal (USDA) no favorezca el programa Buen Provecho, que permite el uso de la tarjeta del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) en los restaurantes de comida rápida para adultos mayores de edad, impedidos y personas sin hogar.

Dicha organización informó que la semana pasada, la administradora de la región Medio Atlántico del USDA, Patricia N. Dombroski, notificó mediante carta a la secretaria de la Familia, Yanitsia Irizarry, que dicha agencia "no favorece un programa para restaurantes y cree que el Departamento de la Familia debe explorar otras alternativas para servir a esas poblaciones", refiriéndose al programa Buen Provecho para personas sin hogar, adultos mayores y personas con discapacidades.

“Esta noticia es de nuestro agrado porque llevamos meses alertando al Food and Nutrition Service (FNS) de lo nefasto que era extender el Programa Buen Provecho a toda la Isla. El programa Buen Provecho iba dirigido a una población que es la más frágil, pues en su mayoría tienen condiciones de salud preexistentes”, dijo la presidenta y portavoz de la Alianza, Ada Laureano, quien además preside la Alianza para la Prevención de Obesidad Pediátrica de Puerto Rico.

“Ahora lo que debe hacer el Departamento de la Familia es evaluar la necesidad real de esta población para identificar alternativas certeras dirigidas a atender esta población, particularmente a las personas sin hogar. En cualquier caso las alternativas deben tomar en consideración el factor nutricional y la seguridad alimentaria de estos participantes. Existen muchas organizaciones con y sin fines de lucro que al presente atienden las necesidades de estos sectores y, además, preparar alimentos. Son estas instituciones las que se deben contemplar como primera alternativa”, agregó Laureano.

Dombroski explica en la misiva a la Secretaria de la Familia que la primera evaluación del programa que hizo el USDA “derivó resultados diferentes” a la evaluación hecha por el Departamento de la Familia sobre el programa piloto, por lo que procedió a pedirle a la Oficina del FNS de Investigación y Análisis que hiciera una evaluación independiente, la cual validó la evaluación hecha por el USDA inicialmente.

“Basado en todas estas revisiones, el FNS ha concluido que es posible que haya una base plausible para la preocupación de Puerto Rico con las personas mayores, las personas con limitaciones y las personas sin hogar que no pueden comprar, ni preparar sus alimentos. Sin embargo, el nivel de este problema es desconocido y hay poca evidencia de que el Programa de los Restaurantes ofrece una solución viable a esta preocupación”, dijo Dombroski.

La funcionaria recomendó a Familia “a explorar otras alternativas para servir a esas poblaciones, incluyendo servicios de entrega a domicilio de comida”.

Los miembros de la Alianza habían indicado que del propio informe que preparó la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia (Adsef) se desprende que habían serias dudas sobre el rendimiento de fondos, la falta de estudios para así proveer las alternativas que mejor atiendan las mismas, además de que no tomaron en cuenta el aspecto nutricional, entre otros asuntos medulares.

La portavoz de la Alianza, finalmente, indicó que lo que corresponde ahora es evaluar cuales son las necesidades reales de estas poblaciones e identificar qué participantes necesitan ayuda para así proveer las alternativas que mejor atiendan las mismas. La doctora enfatizó que cualquier programa o alternativa debe contemplar seriamente el valor nutricional de los alimentos preparados que se ponen a disposición y el mayor rendimiento de los fondos, de manera que se garantice una seguridad alimentaria para esta población.

La Alianza expresó estar en la mejor disposición de apoyar al Departamento con cualquier evaluación pertinente.