Primera Hora
Desde finales de 2011, las autoridades policiacas en Carolina han comenzado a documentar lo que aparenta ser una nueva modalidad de robo. Se trata de la apropiación ilegal de carros viejos.
Pudiera sonar absurdo, pues uno se pregunta, ¿para qué servirá esa carcacha? Pero ha salido a relucir que los pillos que se llevan carros viejos los guían hasta centros de acopio de metal donde le pagan entre $140 y $168 por unidad. Y si el pillo se robó una van, se pegó en la lotería, pues el centro de acopio le pudiera pagar alrededor de $240.
Según explicó el sargento José Quiñones, director interino de la División de Vehículos Hurtados de Carolina, a finales del año pasado y comienzo del presente empezaron a registrar el hurto de carros Toyota, de la década de los 80 hasta principios de los 90.
“La gente iba al centro comercial unos minutos y de momento salían y su carro no estaba. El asunto es que esos carros como son viejitos con cualquier llavecita prenden por desgaste del switch.
Comenzamos a investigar y, tras una labor de inteligencia, nos topamos con un esquema de robo para llevar el auto al centro de acopio de metal y venderlo. Estos centros aplastan los carros y exportan el hierro a China, que está necesitada de este metal”, detalló el sargento.
Pero, ¿cómo un centro de acopio recibe un carro hurtado?
Por ley, una persona puede acudir al Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) a dar de baja su carro por estar viejo y llevarlo a un centro de metal para que le paguen por el material. Estos ladrones roban el auto, guían hasta el centro de acopio, le remueven la tablilla y la batería, y lo empujan hasta la montaña de carros en turno para ser aplastados.
Si deja los documentos como la licencia del carro y el título de propiedad en el interior del carro, asegúrese de tener copia de los mismos en su hogar. Cuando los maleantes se roban los carros viejos, se hacen pasar como dueños del vehículo y acceden a los documentos pertinentes en la gaveta del interior del carro.
Si tiene un carro junkeao en su hogar o en la marquesina, procure tenerlo amarrado, ya que puede llegar un ladrón y llevárselo.
Al no ser dueños del vehículo, se pasan de listos cuando personal del centro le pregunta por documentos de identificación que comprueben que es el propietario del carro. Presentan excusas como que no se hizo el traspaso, y a otros le pasan la manita y con el “ay, bendito” no les requieren documentos, según trascendió.
Al agente Jeremías Meléndez del Valle le fue asignado un caso el 27 de junio de este año en el que un empleado del centro comercial Plaza Carolina reportó que le robaron su carro, un Toyota Corolla del 84. El 21 de julio también investigó el hurto de otro vehículo del mismo modelo y año en el centro comercial Los Colobos.
Meléndez inició la pesquisa y logró que se le radicaran dos cargos de apropiación ilegal de vehículo de motor a Héctor Santiago Rolón. El juez que atendió el caso fijó una fianza de $40,000 por el robo de ambos vehículos y tras haber renunciado a la vista preliminar y declararse culpable, la lectura de cargos será el 17 de diciembre. El hombre tendrá que participar de un programa de desvío, así como restituir los daños. Actualmente, el agente Meléndez investiga otro robo con características similares. Una empleada de un establecimiento en Plaza Canóvanas sufrió el robo de su auto, un Mitsubishi Galant, del 91.
Enfrentan trabas
Tras una investigación exhaustiva, el agente Alan Rivera Delgado detectó que un sujeto se robó 14 vehículos viejos, los llevó a un mismo centro de acopio, donde le pagaron con cheque. A razón de $142 por carro, el pillo se ganó $1,988.
El agente logró que el sujeto confesara y le tomó una declaración en la que el hombre aceptó los 14 robos en centros comerciales de Carolina. Dijo a la Policía que robaba los carros para que el dinero que le diera el centro de acopio le sirviera para comprar la cura. Hizo las 14 fechorías junto a otro hombre que murió por el uso de drogas.
“Cuando consultamos el caso con la fiscalía, nos dijeron que no había evidencia suficiente, aun cuando yo tenía la confesión del propio hombre. Ni siquiera nos dieron oportunidad de radicar y que fuese el juez el que determinara. Entendemos que en el sistema hay mucho desconocimiento del manejo de estos casos”, dijo el uniformado.
Una situación similar enfrentó el agente Carlos Santos Mercedes. El 16 de marzo, una vecina de Loíza vio en un centro de acopio cerca de su casa su propio auto viejo que recién le habían robado y alertó a la Policía. Se ocuparon unos vídeos en los que se captó a un adulto y a un menor entrando el carro a la instalación. En el tribunal, el caso se cayó en etapa de vista de causa para arresto.
“Entendemos que los jueces no están cooperando”, agregó Santos Mercedes.
Otro escollo en el camino es que, por el momento, la Policía no puede multar a los dueños de centro de acopio por recibir carros viejos sin la requerida documentación. Y es que el 28 de septiembre de 2012, el DTOP le cursó una carta a la Policía en la que le notificaron que el reglamento de la Ley de Depósitos de Chatarra no regula a los centros de reciclaje.
“El reglamento del DTOP vigente solamente establece requisitos para la concesión de licencias a los depósitos para la venta de chatarra, conocidos como junkers. Aunque las compañías de reciclaje de automóviles se encuentran dentro de lo que la Ley de Depósito de Chatarra define como depósito de chatarra, el reglamento no contempla ni establece los requisitos para la concesión de licencias a este tipo de negocios”, dice la misiva firmada por el actual secretario del DTOP, Rubén Hernández Gregorat.
En la comunicación se indica que la agencia está preparando unas enmiendas a dicho reglamento. “Mientras esto siga así, no podemos hacer nada con el dueño del centro de acopio, tenemos las manos atadas y eso nos hace más duro el trabajo”, dijo el sargento Quiñones.