8 de marzo de 2017
El Pais
Nueva York 7 MAR 2017 - 20:29 CET
Wilbur Ross prometió que sería estricto contra los países que no respetaran las reglas de juego y no ha tardado ni una semana desde asumió el cargo de secretario de Comercio para actuar en consecuencia imponiendo la primera sanción contra una empresa de origen chino. La Administración que preside Donald Trump anunció una multa de 1.190 millones de dólares a la compañía de telecomunicaciones ZTE por vender tecnología a Irán y violar así los términos del embargo.
ZTE se dedica a la venta de teléfonos móviles y equipamiento. La reprimenda forma parte de una acción conjunta de los departamentos de Comercio, de Justica y del Tesoro. La firma china les pagará 890 millones tras admitir que exportó de manera directa o indirecta hacia Irán productos fabricados en EE UU. Los envíos sin la licencia previa de las autoridades estadounidense se produjeron durante seis años.
La sanción es relevante si se piensa que el valor de estos artículos que se exportaron esquivando las leyes rondaba una treintena de millones de dólares. A este montante inicial se le sumarán otros 300 millones si ZTE no respeta los términos que le impone Washington, que incluye la creación de una figura independiente que supervise sus operaciones durante un periodo de siete años.
“Se acabó el juego sucio”, advirtió Wilbur Ross en la rueda de prensa para presentar los términos de la multa, “con está acción estamos poniendo a todo el mundo sobre aviso”. Es la mayor sanción de este tipo impuesta a una compañía no financiera. ZTE se declara, además, culpable por los cargos de conspiración, obstrucción de la justicia y falso testimonio a los investigadores estadounidenses.
Esta primera acción de EE UU bajo la presidencia de Donald Trump, sin embargo, es fruto del trabajo previo realizado por su predecesor Barack Obama. El Departamento de Comercio ya anunció hace un año que tenía intención de prohibir las exportaciones de la compañía china desde EE UU si no asumía su responsabilidad. Pero esa maniobra de castigo se suspendió en varias ocasiones.
ZTE vende teléfonos móviles por todo el mundo, incluido EE UU. Un tercio de sus componentes se los suministran compañías tecnológicas como Intel, Microsoft y Qualcomm. Washington consideró este asunto como una cuestión que de seguridad nacional, más allá de un puro litigio por la violación de las sanciones comerciales. Por eso motivo Ross insiste en que debía ser severo.