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  Por el libro
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Asumiendo una de las más drásticas medidas a su alcance para combatir el consumo de bebidas azucaradas y la obesidad, el alcalde de Nueva York, el independiente Michael Bloomberg, ha propuesto este jueves una norma que prohibirá la venta de refrescos de tamaño extragrande en restaurantes, cafeterías y otros establecimientos alimenticios de la mayor zona metropolitana de Estados Unidos.

"Creemos que tenemos la potestad legal de hacerlo. La obesidad es un problema que para nosotros también es local, y por eso nos enfrentamos a ella", ha dicho el alcalde en una comparecencia en la conferencia D: All Things Digital de Los Ángeles. "En su día, la prohibición de fumar en lugares públicos fue también muy polémica. Y no creo que ahora la gente quiera volver a aquellos días en los que tenía que respirar el humo de otras personas".

Según la propuesta de Bloomberg, los establecimientos públicos donde se sirvan comidas y bebidas para ser consumidas en el mismo local dejarán de servir refrescos de veinte onzas, que aproximadamente son 0,59 litros. Son productos muy populares en restaurantes de comida rápida como McDonald’s o Burger King. El tamaño máximo autorizado en esas tiendas será el de 16 onzas, o 0,47 litros.

La normativa solo afectará a aquellas bebidas que tengan un valor nutricional de 25 calorías o más por cada ocho onzas, ó 0,23 litros. No se aplicará tampoco sobre refrescos ‘light’ que no tengan valor calórico. Quedan excluidos, además, los productos que sean lácteos en un 50%, por lo que la cadena de café Starbucks podrá seguir sirviendo sus cafés de tamaño extragrande, que pueden alcanzar las 600 calorías. El máximo diario de consumo recomendado por los nutricionistas es de entre 1.500 y 2.000 calorías.

No se aplicará la ley sobre supermercados y tiendas similares que no sirvan comidas preparadas para consumir en el propio establecimiento. Aquellos que no cumplan la normativa, que entrará en vigor en marzo del año que viene, podrán recibir multas de 200 dólares, o 161 euros. Tras su entrada en vigor, el Gobierno local dará a los restaurantes un periodo de tres meses de gracia. La ley debe ser ratificada ahora por el Comité de Salud del Ejecutivo local, cuyos miembros han sido todos elegidos por el propio alcalde.

Hay refrescos que tienen un valor de 600 calorías. El consumo máximo diario que recomiendan los nutricionistas es de entre 1.500 y 2.000 calorías.

En 2007 el gobierno de Nueva York ya ordenó a las cadenas de restaurantes que publicaran el recuento de calorías de todos y cada uno de sus productos en sus menús. En 2009, la legislatura del Estado propuso un impuesto del 18% sobre bebidas azucaradas, que luego se abandonó. El Gobierno federal ha intentado forzar a las cadenas de comida rápida a que publiquen el valor calórico de la comida junto a los precios en todos sus restaurantes de EE UU.

Según el Gobierno local, que cita informes médicos, las bebidas azucaradas son una de las mayores causas de sobrepeso y obesidad. Un estudio de 2009 de la Universidad de California en Los Ángeles y el Centro para la Defensa de la Salud Pública de California, efectuado con 40.000 entrevistas, indica que los adultos que consumen al menos un refresco azucarado son un 27% más propensos a registrar sobrepeso.

Ya en 2006, el Gobierno local de Nueva York vetó el uso de las grasas hidrogenadas o trans en los menús de los restaurantes. Se trata de grasas sólidas que se obtienen de aceites vegetales y que son dañinas para el corazón, porque aumentan las concentraciones de colesterol LDL en aquellos que las consumen. Se las ha relacionado con la diabetes y la obesidad.