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En un comunicado conjunto, José Graziano da Silva, director general de la FAO, Kanayo F. Nwanze, presidente del FIDA (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola) y Ertharin Cousin, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), piden que se "afronten las causas profundas del alza de los precios de los alimentos".
"La situación que reina en los mercados de los alimentos, caracterizada por una fuerte alza de las cotizaciones del maíz, el trigo y la soja, suscita el temor de que se reproduzca la crisis alimentaria de 2007-2008", aseguran. "Pero una intervención rápida y coordinada a escala internacional puede impedir su repetición", afirman los tres responsables.
Se trata de "actuar sin pérdida de tiempo para evitar que el impacto de esos precios nos lleve a una catástrofe que afecte a decenas de millones de personas en los próximos meses", advierten. Según la FAO, el PMA y el FIDA, "los elevados precios de los alimentos son un síntoma, y no la enfermedad. Por ello la comunidad internacional debe adoptar medidas preventivas para impedir las excesivas alzas, interviniendo en las causas profundas que originan estas fuertes subidas de precios", afirman.
Para estas agencias de la ONU, existe un segundo problema a largo plazo, relacionado con los elevados precios de los alimentos y centrado en "cómo producir, comerciar y consumir alimentos en una época de crecimiento demográfico y de la demanda y cambio climático".
Para hacer frente a ambas situaciones se tomaron medidas en dos direcciones que apoyan "inversiones a largo plazo en la agricultura, en particular la agricultura en pequeña escala", ya que los pequeños productores necesitan mejores equipaciones para ampliar su productividad, poder acceder a los mercados y reducir su exposición al riesgo, así como empleos y salarios dignos para adquirir alimentos y salir de la pobreza.
Por otro lado, estas medidas persiguen que "las redes de seguridad" estén "en su lugar para ayudar a los consumidores y productores de alimentos pobres a evitar el hambre, la pérdida de activos y la trampa de la pobreza a corto plazo". Consideran estas redes una "necesidad imperiosa" en la "protección contra los vaivenes de precios y las crisis recurrentes".
En este sentido, las agencias subrayaron la vulnerabilidad existente ante el problema de los alimentos, ya que, "incluso en un buen año, la producción mundial de cereales es apenas suficiente para satisfacer la creciente demanda de alimentos, piensos y combustible. Esto, en un mundo donde hay 80 millones de bocas que alimentar cada año".
Un agricultor recolectando mijo en sus tierras cerca de Tahoua, en Níger, el 28 de septiembre de 2010, al año siguiente de una hambruna que fue controlada gracias a las buenas cosechas.