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  Por el libro
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El Nuevo Día

La renuncia ayer de Mike O’Neill a la dirección de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA) se produce en medio de una profunda crisis administrativa y operacional en la corporación pública, que ha incluido una dramática merma de más de seis millones de usuarios en sus rutas durante los pasados cuatro años y que está a punto de costarle al Gobierno una asignación millonaria para la compra de nuevos autobuses.

Estadísticas de la AMA obtenidas por El Nuevo Día revelan que en el año fiscal 2007-2008 la corporación pública transportó 14,957,257 pasajeros. Pero la cifra se redujo a 8,644,815 en el 2011-2012, una merma de 42%. Esto representa la impresionante baja de más de 1.5 millones de pasajeros al año o más de 100,000 mensuales.

En este momento, según exigencias federales, la AMA debía tener 145 guaguas en la calle todos los días. Pero la cantidad nunca supera las 100 y en ocasiones solo salen entre 60 y 70, confirmaron varias fuentes. “La AMA atraviesa la peor crisis de su historia porque no hay guaguas para dar el servicio”, dijo Antonio Díaz López, presidente de la Unión Trabajadores Unidos de la AMA (TUAMA).

O’Neill, entrevistado días antes de que se hiciera pública su súbita renuncia, confirmó la crisis. “Hoy salieron 97 guaguas. Estoy bajito todavía. Hay un día en que salieron 76 y entonces vienen las quejas de los usuarios, quejas que son razonables”, dijo, en entrevista con El Nuevo Día.

En principio, el Departamento de Transportación de Estados Unidos le exigía a la AMA tener 199 guaguas en la calle, más un 20% adicional en reparación o tratamiento preventivo, para un total de 268 unidades. Pero O’Neill logró convencerlos de que le permitieran operar con 145 hasta el próximo diciembre, a las que se unirían otras 48 presupuestadas para ser compradas el año entrante.

Pero la AMA no pudo cumplir ni con las 145 guaguas en la calle, lo cual ha puesto en riesgo una asignación de $32 millones para la compra de guaguas que sustituyan las que están en uso desde el 2000, que, también por regulación federal, no pueden estar activas por más de 12 años. $32 millones son el 80% de los $38 millones que la AMA necesita para sustituir las guaguas en uso desde el 2000.

Si la corporación pública no logra comprar las guaguas, se agravará aún más la crisis.

PROBLEMAS ADMINISTRATIVOS

A cada cual que se le pregunta sobre esta profunda crisis ofrece su propia explicación, pero casi todos giran en torno a los problemas administrativos presuntamente provocados por O’Neill, un hijo del alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill, quien llegó a la AMA en agosto de 2009 sin ninguna experiencia previa en manejo de sistemas de transportación masiva.

O’Neill sustituyó a Santos Delgado, un funcionario de carrera de la corporación que había sido nombrado en enero de 2009 por el gobernador Luis Fortuño y bajo cuya administración la AMA tenía un desempeño mucho mejor que el de ahora.

Bajo la administración de Delgado, quien salió de su puesto bajo supuestas presiones que tuvieron como fin abrirle el camino a O’Neill, la AMA recorrió 61.8 millas y los recaudos por concepto de pasaje ascendieron a $7.5 millones, según estadísticas de Transportación federal examinadas por El Nuevo Día.

Un periodo similar bajo el mando de O’Neill arrojó números sustancialmente menores: 46 millas recorridas y un recaudo de $5.6 millones, lo cual representa una merma de 25% en los ingresos de la AMA. En mayo de 2009, el secretario de Transportación y Obras Públicas de Puerto Rico, Rubén Hernández Gregorat, reconoció el desempeño de Delgado al declarar, en un comunicado de prensa, que bajo su mando la AMA había logrado “por primera vez en muchos años que salgan a la calle sobre 170 guaguas todos los días para ofrecer servicios”.

“Cuando estaba Santos Delgado se daba buen servicio porque las guaguas dañadas se arreglaban rápido y salían del taller a dar servicio. Pero desde que llegó Mike O’Neill el servicio es pésimo”, agregó, por su parte, Díaz López, el líder de TUAMA.

O’Neill se defendía de todas la imputaciones.

El funcionario indicaba que la merma en pasajeros respondía a que al asumir el cargo se dedicó a cumplir las exigencias federales de carácter técnico y a pagar deudas de los suplidores de $5 millones, lo cual había retrasado el suplido de piezas para reparar las guaguas.

Sobre la denuncia de que por su mala administración Transportación federal mantiene en suspenso una asignación de fondos para la compra de autobuses, O’Neill rechazaba los planteamientos y aseguraba que la asignación federal no se había emitido porque algunos municipios, que también serían beneficiados, se habían retrasado en la entrega de documentación.