14 de febrero de 2012
Consumer.es
La obesidad se ha convertido al mismo tiempo en una pandemia y en el gran negocio del siglo. Con intenciones "curativas", surgen a cada momento nuevas dietas y métodos de adelgazamiento, a cada cual más llamativo, sin contar los riesgos que muchos de estos planteamientos suponen. La noticia reciente acerca de un nuevo régimen adelgazante que consiste en la alimentación completa por sonda nasogástrica ha llevado a la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) a desaconsejar a la población este plan. Cada cierto tiempo se difunden dietas no recomendadas, que se anuncian como la última novedad para conseguir el reto: adelgazar. El resultado no es otro que el contrario al anunciado: recuperación del peso perdido y dependencia emocional por las dietas. Conclusión: siempre con sobrepeso y toda la vida a dieta.
Los mensajes que difunde este nuevo método adelgazante para conseguir "perder el 10% del peso en tan solo 10 días y sin efecto rebote" permiten interpretar que es una "dieta de muy bajo contenido calórico" (DMBC, 450-800 Kcal). La comunidad científica considera que este tipo de dietas, así como las de "bajo contenido calórico" (800-1200 Kcal), deben prescribirse siempre bajo supervisión y control médico continuo. Por lo general, son preparados comerciales líquidos o en polvo que se reconstituyen con agua o leche. Aunque la composición nutritiva de los preparados es muy completa en nutrientes esenciales (aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas, minerales y oligoelementos), su valor energético es tan reducido, que explica la limitación de su uso.
Dietas de muy bajo contenido calórico
Las dietas muy estrictas en calorías no están indicadas para personas con sobrepeso, solo para ciertos casos de obesidad y con estricto control médico
Por los efectos secundarios que conllevan y el riesgo asociado que supone una restricción energética tan estricta, este tipo de abordajes están indicados en casos excepcionales de obesidad (IMC>30 kg/m2) con una patología asociada que requiera una pérdida de peso más rápida que la conseguida con un tratamiento tradicional (dieta hipocalórica equilibrada). Así se expresa en el Consenso FESNAD-SEEDO 2011 "Recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos". Por este motivo, intervenciones dietéticas tan drásticas no estarían indicadas como una solución terapéutica para personas con sobrepeso.
Contraindicaciones de las DMBC
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Fisiológicas: infancia, embarazo, lactancia, ancianos.
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IMC < 30 kg/m2.
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Alteraciones psiquiátricas: trastorno de la conducta alimentaria, depresión grave, psicosis, adicción a drogas o alcohol.
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Trastornos hidroelectrolíticos e hipotensión ortostática.
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Enfermedades con pérdidas proteicas: enfermedad de Cushing, lupus eritematoso sistémico, proteinuria, neoplasias, malabsorción, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.
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Tratamiento con esteroides.
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Situación en la que la restricción calórica puede agravar o precipitar una enfermedad: neoplasias, enfermedad hepática o renal.
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Enfermedades agudas cardiovasculares, arritmias cardiacas, ictus.
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Cirugía mayor o trauma en los últimos tres meses.
Fuente: Consenso FESNAD-SEEDO 2011.
TODA LA VIDA A DIETA
Hacer dieta de pocas calorías durante un tiempo prolongado o de manera intermitente año tras año tiene como resultado el "efecto yo-yo" o "efecto rebote". Este implica una pérdida muy rápida de peso unida de forma irremediable a la recuperación de los kilos perdidos y, peor aún, al aumento de grasa corporal. El resultado de estas prácticas dietéticas es contraproducente para la salud física y también mental.
Según el psiquiatra Josep Toro, del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínico de Barcelona, "la verificación de estos hechos ha dado lugar a la teoría del nivel de regulación ponderal, según la cual los excesos y las insuficiencias alimentarias desencadenan cambios metabólicos que intentan prevenir las modificaciones del peso corporal". En conclusión: pretender adelgazar a un ritmo más rápido que el marcado por la propia naturaleza humana es inútil y no está exento de complicaciones de salud físicas y mentales.
Hacer una dieta restrictiva para perder peso, en palabras del especialista en salud mental, como consecuencia de la propia insatisfacción corporal, supone a su vez el principal factor precipitante para padecer un trastorno de la conducta alimentaria. Estos datos son preocupantes, más cuando, según un informe de la "Fundación Imagen y Autoestima", con el apoyo experto de Toro, hay pistas que indican que la prevalencia de la insatisfacción corporal es elevada entre la población adulta española. Una de las pistas es el elevado porcentaje de personas que cada año se someten a una operación de cirugía estética. En el informe se desprende un dato de un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC): el 33,9% de las personas que acuden a un centro de cirugía estética tienen una preocupación excesiva por su aspecto físico.