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  Por el libro
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24 de agosto de 2018

El Nuevo Herald

Colombia, una de las mecas mundiales de la cirugía plástica, es el cuarto destino preferido por los extranjeros, en su mayoría españoles y estadounidenses, que buscan a toda costa y bajos precios la fuente de la juventud.

Sin embargo, tras las promesas de un ‘cuerpo perfecto’ se esconde el peligro de rostros desfigurados, cicatrices imborrables, órganos dañados y hasta la muerte. Ese es el alto costo que han tenido que pagar decenas de pacientes, entre ellos varios extranjeros, que han ido a Colombia a someterse a procedimientos de belleza con un bisturí que, en ocasiones, tiene doble filo.

El país suramericano es reconocido por la calidad de sus cirujanos plásticos y porque ofrece procedimientos a precios mucho más económicos comparados con otros países. Mientras en Miami un aumento de senos puede costar entre $3,000 y $4,000, los precios para el mismo procedimiento en Colombia son de entre $1,500 y $3,000. Una liposucción cuesta en el país suramericano entre $800 y $2,500, mientras que en Miami el costo puede ir de $4,000 a $8,000.

Solo en el 2016 más de 75,547 extranjeros viajaron a ciudades como Bogotá, Cali y Medellín para someterse a distintos procedimientos plásticos y estéticos, lo que equivale a un 15 por ciento del total de cirugías realizadas ese año, según un informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS).

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Pero lo que muchos de ellos ignoran es que, debido a la falta de leyes, su cirugía puede terminar en manos de un médico general o un odontólogo. Este es solo uno de los serios vacíos que enfrenta esta industria en Colombia, sumados a otros como el reciente escándalo de falsos cirujanos que llevan años lucrándose a punta de cirugías plásticas sin haber cursado una especialización.

 

 

 

Este panorama ha disparado la alerta de las autoridades y el gremio, teniendo en cuenta que la cifra de víctimas mortales se disparó en 130 por ciento en un solo año: de 13 muertes en el 2015 a 30 en el 2016, de acuerdo con el Instituto Colombiano de Medicina Legal. Esta cifra es mucho mayor a la registradada en los últimos dos años en el sur de la Florida, en donde al menos 11 pacientes han muerto desde mayo del 2016 en clínicas de cirugía cosmética, según reportes del Miami Herald.

“No es posible que haya tanta mortalidad. Necesitamos una ley para evitar más víctimas”, dijo Diego Valencia, presidente del Sindicato Colombiano de Cirujanos Plásticos.

La última mujer que pasó del quirófano a la morgue fue Jessica Joan Catorrizo, de 32 años, quien viajó en mayo desde Estados Unidos a Cali para someterse a un famoso “combo”, es decir varias cirugías plásticas en un solo procedimiento. La mujer presentó complicaciones durante la intervención, por lo que tuvo que ser trasladada de urgencia a otra clínica de la ciudad, donde falleció, reportaron medios locales.

El escándalo de los cirujanos con falsos títulos

La necesidad de regular la industria de las cirugías plásticas y estéticas en Colombia ha estado en la palestra pública desde hace muchos años, pero se ha intensificado por un escándalo que estalló en el 2016 y que involucró a ‘renombrados’ médicos de todo el país.

Todo empezó cuando la periodista colombiana Lorena Beltrán denunció públicamente al doctor Francisco Sales Puccini de haberle destruido sus senos y lo acusó de haber obtenido un supuesto título de especialista en cirugía plástica con un curso ‘exprés’ de la universidad Veiga de Almeida, en Rio de Janeiro.

La periodista acudió en el 2014 al consultorio de Sales Puccini, en un exclusivo sector de Bogotá, para someterse a una mamoplastia de reducción. Beltrán había hecho una búsqueda en Google sobre los antecedentes del supuesto cirujano y confió en su hoja de vida al ver el diploma de ‘cirujano plástico’ en su consultorio y el número de registro médico en las facturas.

“En ese momento le creí”, dijo Beltrán, quien pagó más de 5 millones de pesos colombianos —unos $1,700— por el procedimiento.

Sin embargo, una semana después de la cirugía empezaron las complicaciones. “Mis senos estaban morados, me dolían. Uno de mis pezones estuvo a punto de desprenderse de la sutura, estaba necrosándose”, dijo Beltrán.

Cuando consultó con el médico, este le dijo que “todo era normal” y que esperara un año para corregir las cicatrices con otra operación. La mujer decidió buscar otro especialista, quien le dijo que “probablemente no podría lactar nunca más” y le cuestionó que se hubiese operado “no con un cirujano plástico, sino con un obstetra”.

“La primera sorprendida fui yo, por lo que averigüé lo que estaba pasando con la universidad Veiga de Almeida y encontré que ni siquiera tenía Facultad de Medicina. Esos cursos latu sensus no son válidos ni siquiera para operar en Brasil”, afirmó.

Tras una tarea de investigación, Beltrán y una periodista de Noticias Uno destaparon un escándalo nacional: decenas de médicos habían estudiado en universidades de Brasil, Perú y Argentina cursos cortos, muchos a distancia, que luego convalidaban en el Ministerio de Educación de Colombia presuntamente a punta de sobornos.

El falso título los hacía pasar como especialistas en cirugía plástica, estética y reconstructiva, una especialidad que en la realidad se cursa presencialmente y que puede tomar entre cuatro y seis años de estudios.

Dos años después de que estallara este escándalo, la justicia colombiana ha empezado a actuar. Un juez condenó en agosto pasado a la ex funcionaria del Ministerio de Educación Leonor Herreño a 7 años de cárcel por haber convalidado 44 diplomas de cursos ‘exprés’ a distancia de médicos en el exterior como posgrados, por los que cobraba 30 millones de pesos — unos $10,000.

Asimismo, la Fiscalía acusó a Francisco Sales Puccini y otros cinco médicos por los delitos de falsedad en documento privado y fraude procesal y los señala de haber presentado documentos falsos para convalidar el título de especialización. Un juez le prohibió a Sales Puccini practicar cirugías plásticas, pero este sigue ofreciéndolas en sus redes sociales.

Desde que Beltrán denunció su caso y comenzó a promover la regulación de la cirugía plástica y estética en el país a través de la campaña Cirugía Segura Ya, decenas de víctimas han denunciado públicamente a médicos de todo el país.


 

Su cirugía plástica puede estar en manos de un odontólogo

Colombia se ha mantenido en la última década como uno de los países donde se realizan más operaciones plásticas de todo el mundo. Solo en el 2016 se practicaron más de medio millón de procedimientos, siendo la abdominoplastia, el aumento de senos y la liposucción las cirugías más populares, de acuerdo con el informe de ISAPS.

Sin embargo, esta cifra podría ser mucho mayor si se suman las intervenciones en lugares clandestinos conocidos como ‘clínicas de garaje’ y las que practican médicos sin títulos de especialistas que se han dedicado a ganar dinero a punta de liposucciones y aumentos de senos y glúteos. Esto se debe a que el país no cuenta con una ley que prohíba a médicos sin especialización en esta área realizar procedimientos plásticos y estéticos, una problemática conocida en el gremio como “intrusismo”.

Esto quiere decir que, a la fecha, un médico general, un odontólogo o a una enfermera pueden realizar operaciones como un aumento de senos, una liposucción o una rinoplastia, entre muchas otras.

 “Siempre va a ser más seguro operarse con un especialista, pero no hay un control ni reglamentación de la especialidad. Los intentos que se han hecho por regular este aspecto no han prosperado [en el Congreso]”, dijo Valencia.

El cirujano plástico y estético Ricardo Lancheros considera que el “intrusismo de otras áreas de la medicina” ha tenido que ver en el ‘boom’ que ha tenido la cirugía plástica en el país. “La gente ignora que cualquier médico general, ginecólogo, oftalmólogo y otorrino puede realizar una intervención de este tipo”, dijo.

Clínicas de garaje sin control

Aunque las autoridades colombianas llevan años tratando de ejercer control sobre las ‘clínicas de garaje’, lo cierto es que siguen existiendo y atrayendo clientes con promociones de precios tan bajos como $100, a manos de personal no capacitado —se han registrado casos desde un peluquero hasta una masajista practicando procedimientos quirúrgicos— y en precarias condiciones.

La diferencia en los precios entre una clínica autorizada y una de ‘garaje’ es superior al 50 por ciento. Por ejemplo, un aumento de glúteos en estos lugares clandestinos puede conseguirse desde los $100 a $300, pero a algunos pacientes les han inyectado sustancias como aceite de cocina, silicona industrial, pegamento y cartílago de tiburón, lo que puede causar la muerte o deformidades en el rostro o el cuerpo.

Este fue el caso de una mujer de 34 años que falleció el año pasado en Cali después de pagar 300,000 pesos colombianos —menos de $100— por un aumento de glúteos en una ‘clínica de garaje’. Medios locales reportaron que a Leidy Johanna Leyton le inyectaron silicona líquida y falleció de un paro respiratorio.

Aunque las autoridades regionales de salud han cerrado decenas de estos lugares clandestinos, muchos ‘reviven’ bajo otros nombres. El concejal de Medellín Bernardo Guerra ha emprendido una batalla contra lo que ha denominada una “banda criminal de batas blancas asociada a las clínicas de garaje que captan y estafan pacientes extranjeras en redes sociales sin tener la idoneidad para los procedimientos”.

Así intentan regular la industria

Esta oleada de denuncias llevó a que el gobierno de Juan Manuel Santos respaldara un proyecto de ley para regular las operaciones plásticas y estéticas, cuyo trámite ha fracasado varias veces en el Congreso.

La ley propuesta por el senador Jorge Iván Ospina plantea que toda cirugía estética y plástica solo puede ser realizada por un médico especialista en este tema y únicamente en clínicas con personal médico capacitado y con la tecnología adecuada.

El proyecto de ley, que será tramitado de nuevo en esta legislatura, contempla sanciones económicas y penales a quien realice este tipo de intervenciones sin ser un especialista calificado y a quienes las hagan en lugares precarios y sin los equipos y tecnología adecuados.

“Esta industria viene ganando mucho peso en el país y demanda un mayor blindaje para que no haya más víctimas ni un descrédito a nivel mundial”, dijo el médico cirujano y congresista del Partido Verde.

Para Lorena Beltrán, quien se ha convertido en una activista y defensora de la práctica segura de las cirugías plásticas, el vacío legal en este tema tiene que ser llenado exclusivamente con una ley.

Sin embargo, su trámite ha fracasado ya tres veces en el Congreso por el “lobby de médicos generales propietarios de clínicas que verían peligrar mantenerse en el mercado por una regulación en este tipo”, según el senador Ospina.

Esto es lo que debe saber

La desinformación es uno de los errores que cometen muchos de los pacientes a la hora de decidir someterse a una cirugía, por eso tenga en cuenta estas recomendaciones de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva:

? Tenga en cuenta que todo procedimiento quirúrgico tiene sus riesgos y las cirugías plásticas no son la excepción.

? El número de procedimientos que se realizan en una misma intervención la hace más riesgosa. Evite los famosos ‘combos’.

? Desconfíe de tarifas y planes excesivamente económicos.

? A la hora de escoger el cirujano, verifique que tenga una especialidad en cirugía plástica y estética. Si duda del título o la universidad, haga una búsqueda en Google. Si es un título de una universidad en el exterior, este deberá estar convalidado en el Ministerio de Educación de Colombia. Verifíquelo.

? Escoja un cirujano que esté acreditado por la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social del Departamento y que pertenezca a una sociedad gremial como la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva,. Verifíquelo en este link.

? No se confíe solo de las recomendaciones de sus amigos, familiares y los famosos que usted sigue en las redes sociales. Verifique toda la información por su propia cuenta.

? Cerciórese de que la clínica donde vaya a ser operado ofrezca atención de urgencias, hospitalización y cuidados intensivos. Esto es clave en caso de que presente alguna complicación durante o después de la intervención.

? La institución tiene que estar autorizada para realizar el tipo de procedimiento que se requiere.

? Consulte con el cirujano si es usted está apto para someterse al procedimiento quirúrgico y si debe practicarse algún examen físico, médico o psicológico. Averigüe cómo será exactamente la preparación para la cirugía, el procedimiento y su recuperación.

? Siga las recomendaciones de su cirujano para que su recuperación sea la mejor. Si tiene complicaciones, comuníquese con él directamente.

? Consúltele al cirujano plástico si el procedimiento es simple o complejo. De esto depende que requiera una atención ambulatoria o que deba permanecer hospitalizado por uno o varios días.

? Salga de todas las dudas que tenga con el cirujano y su equipo médico. No se fíe solo por cómo le fue a algún conocido. Cada paciente es diferente.

? Verifique la calidad de los materiales que se van a utilizar, estos deberán estar aprobados por el Invima (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos).