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13 de febrero de 2012

WSJ

William Carroll no podía creer lo que veía cuando el 5 de enero se aprestaba a volar desde el aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago hasta California. Cuando se dio la orden de abordaje, los pasajeros se amontonaron en la puerta del avión y muchos se abrieron paso a empujones, dispuestos a sobrepasar a cualquiera que se demorara. Los empleados hicieron anuncios una y otra vez, intentado controlar la situación.

El premio que la gente estaba decidida a conseguir era el espacio en los compartimentos superiores.

"Es un problema serio", afirma el jubilado y viajero frecuente.

Llevar equipaje de mano se ha vuelto una tortura para muchos viajeros, especialmente aquellos que vuelan en aerolíneas estadounidenses, las cuales han decidido cobrar una tarifa extra por las maletas que se facturan en la bodega del avión.

Para evitar estos cobros, los pasajeros han aumentando el volumen de su equipaje de mano, que, de acuerdo a la mayoría de las reglas, no debe sobrepasar de una maleta pequeña y un bolso de mano. Algunos burlan el sistema al llegar a la puerta del avión cuando ya no hay espacio en los compartimentos superiores, esperando que la tripulación ofrezca facturar la maleta en la bodega sin cobrar la usual tarifa, que puede llegar hasta US$75.

United Airlines afirma que sus encuestas de pasajeros muestran que más viajeros dentro de EE.UU. llevan ahora las maletas más grandes permitidas en la cabina de pasajeros.

Debido a la mayor cantidad de maletas de mano que se facturan en las puertas del avión, Delta Air Lines instaló recientemente impresoras de etiquetas en la zona de embarque en su centro de conexiones de Atlanta. Anteriormente, agentes tenían que escribir a mano etiquetas antes de enviar las maletas a las bodegas. "Ahorra mucho tiempo", indicó un vocero.

Para mitigar la frustración de los pasajeros cuando no consiguen espacio en los compartimentos superiores, Delta entrega cupones para una bebida o audífonos gratis a los viajeros cuyas maletas no entran en la cabina.

De igual manera, las aerolíneas han incrementado sus esfuerzos para controlar los límites del equipaje de mano y obligar a los pasajeros a facturar las maletas que sobrepasan el tamaño permitido antes de que atraviesen el control de seguridad.

The Denver Post/Associated Press

Las aerolíneas también dicen que están realizando más anuncios en las puertas de embarque con vuelos llenos en busca de voluntarios para registrar maletas antes de que comience la estampida del abordaje.

Un vocero de American Airlines afirmó que en los vuelos con cupo completo, los agentes en la puerta de embarque caminan por la zona de espera "en busca de potenciales problemas de equipaje de mano". La idea es instar a los viajeros a que personalmente pongan su equipaje en los medidores de maletas en cada puerta. También controlan la cantidad de piezas de mano que llevan.

Y ya en los aviones, azafatas de US Airways, por ejemplo, y agentes de la puerta de embarque buscan espacio vacío debajo de los asientos y colaboran con los clientes "para asegurarse de que ponen sus artículos personales debajo del asiento delante suyo" y así liberar espacio en los compartimentos, indicó una vocera.

Las peleas entre pasajeros por el espacio de los compartimentos superiores son poco frecuentes, afirman las aerolíneas. Sin embargo, Catherine Jorgens temía que se desatara una revolución en un vuelo de Frontier Airlines en el que viajó hace poco. Los pasajeros empezaron a pelear por espacio en compartimentos que ya estaban llenos. "El abordaje es la experiencia más desagradable para mí", dice la jubilada de Florida.

El año pasado, Spirit Airlines, una aerolínea que trata de ofrece precios económicos pero que ahoga a los viajeros con tarifas adicionales por cosas como una gaseosa o asiento en la ventana, empezó a cobrar por el equipaje de mano. Spirit afirma que la tarifa elimina el incentivo financiero para los pasajeros que quieren evitar facturar sus maletas y le ahorra tiempo a la hora del abordaje.

En promedio, cada vuelo ha reducido en entre cinco y seis minutos el tiempo que gasta en el proceso, indicó el presidente ejecutivo de Spirit, Ben Baldanza.