22 de octubre de 2010
UMICH.edu
ANN ARBOR, Michigan.—Como casi siempre, mamá tenía razón cuando amenazaba de lavarte la boca con jabón si decías palabrotas. Según un estudio de la Universidad de Michigan cuando uno miente siente el deseo de limpiar la boca "sucia". "Las referencias a ‘manos sucias’ y ‘bocas sucias’ en el lenguaje cotidiano indican que la gente piensa acerca de los aspectos abstractos de la limpieza moral en términos de experiencias más concretas con la limpieza física", dice Spike W.S. Lee, un candidato a doctorado en psicología de la UM que condujo el estudio con Norbert Schwarz, un psicólogo en el Instituto de Investigación Social (ISR por su sigla en inglés) de la UM, la Escuela Ross de Negocios, y el departamento de psicología de la UM. Las conclusiones del estudio, que se publican en la edición actual, de octubre, de la revisa Pschological Science, sustentan esa conexión. Para el estudio Lee y Schwarz pidieron a 87 estudiantes que desempeñaran el papel de abogados en competencia con un colega, Chris, por una promoción. A cada uno se le pidió que imaginara que encontraba un documento importante que Chris había perdido y que la devolución del documento ayudaría a la carrera de Chris en detrimento de la suya propia. A cada participante se le instruyeron que dejara a Chris un mensaje ya sea por grabación de voz o correo electrónico, indicándole quién llamaba y ya sea mintiendo para decir que no podía encontrar el documento o diciéndole la verdad acerca de que había hallado el documento. A continuación los participantes calificaron el grado en que podían desearse varios productos como parte de una supuesta encuesta de comercialización y que dijeran cuánto estaban dispuestos a pagar por cada producto. Los prooductos incluían un enjuague bucal y un sanitizante de manos. Los participantes que habían mentido en el teléfono, dejando un mensaje grabado falso y malevolente, sintieron un deseo más fuerte por el enjuague bucal y estuvieron dispuestos a pagar por él más que quienes habían mentido en un mensaje electrónico. Y a su vez, los que habían mentido en el mensaje electrónico escribiendo el mismo mensaje mezquino, sintieron un deseo más fuerte por el sanitizante de manos y estuvieron dispuestos a pagar más por él. El haber dicho cosas buenas y éticas, por otro lado, hicieron menos atractiva la limpieza de la parte del cuerpo involucrada en la comunicación del mensaje. En términos científicos las conclusiones muestran que "la encarnación de la pureza moral es específica de la modalidad motora involucrada en la transgresión moral". La mentira dicha aumentó el valor que para los participantes tenía el enjuague bucal en tanto que la mentira escrita en un mensaje electrónico para el cual habían usado las manos, aumento el valor que los participantes asignaron a un sanitizante de manos. "El estudio muestra cuán ‘concretos’ son los vínculos entre los dominios abstracto y concreto de la vida", dijo Schwarz. "No es sólo que las personas quieren limpiarse después de un acto sucio, sino que quieren limpiar la parte específica del cuerpo involucrada en ese acto".