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  Por el libro
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28 de marzo de 2011

Primera Hora

El año pasado, el Centro de Control de Envenenamiento (CCE) recibió más de 8,000 llamadas de personas expuestas a sustancias tóxicas o envenenadas. De ésas, sobre 2,600 fueron menores de seis años, lo que representa el 32%, una cifra que alarma a las autoridades.

Datos recopilados por el CCE apuntan a que productos que a diario se utilizan en la casa son el mayor riesgo para los menores, quienes no distinguen cuando están jugando con una botella, un frasco o unas medicinas cuyo contenido puede convertirse en una sustancia altamente peligrosa.

"Son muchos los casos que se pueden evitar. Tenemos que estar conscientes del daño que éstos pueden causar, no sólo medicamentos mal utilizados, sino por otros productos como plaguicidas, gasolina, de limpieza y hasta plantas dentro del hogar", declaró el director de la Administración de Servicios Médicos, Ernesto Torres.

A veces los padres no están bien informados o no se comunican entre sí y repiten dosis de medicamentos a los niños, y eso se deduce del alza en intoxicaciones por medicinas para el catarro.

"Los medicamentos tienen que ser utilizados como los prescribió el doctor, no es cosa de juego", declaró.

El galeno instó a las personas a evitar comprar medicinas en grandes cantidades, dejarlas en lugares muy accesibles, usarlas sin prescripción o decirles a los niños que son dulces.

Torres sugirió que los envases de productos de limpieza estén siempre fuera del alcance de los menores o incluso de personas mayores que no distingan su uso.

En el caso de productos químicos, éstos deben mantenerse en sus envases originales, mientras que hay otro tipo de sustancias que pueden guardarse en recipientes con cerraduras a prueba de niños. Es responsabilidad de los adultos determinar qué es mejor y recodar que nunca está de más ser precavido.

Incluso cosméticos y las bolsitas con gel antihumedad, que se confunden fácilmente con sobrecitos de azúcar, siguen siendo altamente peligrosos, sobre todo cuando llegan a las manos de los chiquitos.

De las 8,134 llamadas recibidas, 21 resultaron mortales, con 14 hombres y siete mujeres fallecidos.

La cifra se divide en catorce por mezclas de medicinas, cinco por consumo de plaguicidas, una por contacto con una sustancia química y otra fue por razones desconocidas, informó el Centro.

Teléfono para aprenderse

En caso de emergencia por envenenamiento, Torres destacó que es mejor llamar al CCE al 1-800-222-1222, en lugar de correr al hospital, ya que se pierde tiempo valioso para el tratamiento.

El número es libre de cargos y está disponible 24 horas al día, con enfermeras, médicos y toxicólogos que ayudan a resolver situaciones y, especialmente, tratan de salvar las vidas de las personas expuestas a sustancias venenosas, informó.

Los estimados apuntan a que por cada envenenamiento que se registra en el centro, hay aproximadamente nueve que quedan fueran de las estadísticas.

Y aunque los accidentes son el área en que más se concentra el centro, otra cifra que mantiene a las autoridades en alerta es la de llamadas por envenenamientos como parte de intentos suicidas.

En el 2010 se recibieron 2,735 llamadas por envenenamientos provocados, 150 más que en el 2009, destacó el director de ASEM. Del total, 1,604 fueron mujeres y 1,131 fueron hombres.

"De los casos de pacientes completados, desafortunadamente 21 fallecieron.... hay que seguir orientando a los ciudadanos", dijo.

En caso de que una persona ingiera alguna sustancia dañina a propósito, el funcionario recomendó llamar al centro de inmediato.

Orientación y alertas nacionales

Por su parte, Andrés Britt, el toxicólogo que fundó el Centro hace nueve años, dijo que el mayor reto de la institución, que opera con fondos gubernamentales estatales, es que más personas utilicen el número y las llamadas provengan de las casas y no del hospital.

Informó que hay un sistema conectado al Centro de Envenenamiento en Estados Unidos que se monitorea las 24 horas y que se actualiza automáticamente en tiempo real.

Por lo tanto, en caso de que haya una misma queja, puede resultar de gran ayuda a las autoridades que, por ejemplo, se pueda detectar un brote de salmonela o incluso de un ataque bioterrorista.

Según el especialista, hasta el 75% de los casos se pueden tratar en casa y no en hospitales, además de que una llamada cuesta una mínima fracción de lo que cuesta una visita a una sala de emergencias.

"Necesitamos que la gente se acostumbre a usar el número del Centro de Control de Envenenamiento porque así vamos a poder recopilar más datos y mientras más clara la información, mejor análisis de las estadísticas. Así también se pueden desarrollar mejores campañas y planes de prevención", aseguró.