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  Por el libro
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11 de febrero de 2011

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Washington, 10 feb (EFE).- El Gobierno estadounidense acusó hoy al Lebanese Canadian Bank (LBC) de facilitar el blanqueo de dinero de una red de tráfico de drogas procedentes de América Latina y vinculó al movimiento islamista Hizbulá a las presuntas actividades ilegales del banco.

El subsecretario para Terrorismo e Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de EE.UU., Stuart Levey, anunció en una rueda de prensa que, tras una larga investigación, el banco fue incluido en la lista negra de instituciones de blanqueo de dinero relacionado con el tráfico de drogas internacional.

Esto implica que, en un periodo de 60 días, si el LBC no toma medidas, las empresas estadounidenses tienen prohibido abrir o mantener cualquier tipo de operaciones contables con este banco.

"Esta acción tiene por objeto proteger el sistema financiero de EE.UU. del dinero ilícito que proviene del LCB y bloquear el acceso de este tráfico internacional de narcóticos y la red de blanqueo de dinero al sistema financiero formal", dijo Levey.

De acuerdo con las autoridades estadounidenses, la red de narcotráfico operaba trasladando drogas desde Suramérica a Europa y Oriente Medio a través de áfrica Occidental y lavaba cientos de millones de dólares mensuales a través de cuentas mantenidas en el LCB.

Las drogas procedían de varios países de Latinoamérica que Levey no quiso especificar, si bien, señaló que no han detectado que la guerrilla colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estuviera involucrada en esta trama.

El dinero servía para comprar mercancías en todo el mundo, incluido la compra de vehículos usados en Estados Unidos a través de 50 concesionarios en todo el país.

El Tesoro señaló que el traficante de Ayman Saied Joumaa, que fue incluido el pasado enero en la lista negra de la Agencia para el Control de Drogas (DEA) de EE.UU., era uno de los cabecillas de la operación.

Según la información de la que dispone el Gobierno estadounidense, Hizbulá, designada como organización terrorista por EE.UU, ha obtenido apoyo financiero de las actividades delictivas de la red de Joumaa, que se extiende por América Latina, áfrica Occidental, Europa y Oriente Medio.

La DEA calcula que Joumaa y su organización lavaron 200 millones de dólares procedentes de la droga a través de contrabando y casas de cambio en operaciones que abarcaban desde electrodomésticos en Panamá hasta la venta de vehículos usados en áfrica.

El LCB, con sede en Beirut y que en 2009 declaró 5.000 millones de activos, opera en 35 sucursales en el Líbano y sólo tiene una oficina de representación en Canadá, en la ciudad de Montreal.

El Tesoro también apunta a otros vínculos de Hizbulá relacionados con esta trama, ya que el propietario de parte del banco Prime Bank, la filial de LCB en Gambia, es un individuo libanés afín al grupo.

"Cualquier institución financiera que colabore en este tipo de actividades ilegales se arriesga a perder el acceso a los Estados Unidos", enfatizó el subsecretario.

Las autoridades estadounidenses están trabajando con el Banco Central Libanés y las autoridades regulatorias para tratar este asunto, dijo Levey, que confió en que ambos países puedan trabajar para proteger el sistema financiero.