31 de diciembre de 2010
El Vocero
Tres jueces federales y varios miembros del Federal Bar Association (FBA), que participaron en una actividad de esa organización en el restaurante Bottles en Guaynabo, demandaron al establecimiento en el Tribunal Superior de Bayamón por alegadamente haberse intoxicado tras ingerir alimentos que fueron confeccionados por el establecimiento. Los jueces Gustavo Gelpí, Juan Pérez Giménez y Daniel Domínguez, así como el presidente de la FBA, Lawrence Baca, varios abogados que litigan en el Tribunal Federal, así como algunos de sus familiares, alegan que la corporación Kindred Spirits, que opera Bottles, incumplió con sus obligaciones al no ejercer el debido cuidado para que los alimentos servidos e ingeridos por los demandantes no fueran nocivos para la salud, incumpliendo con los parámetros de higiene requeridos para almacenar, confeccionar y/o servir los alimentos de forma culposa y negligente. El recurso legal fue radicado por los abogados Samuel Céspedes y Nin Torregrosa. El 17 de febrero del 2010, los demandantes asistieron a un evento de FBA en el que el restaurante confeccionó un menú fijo para todos los comensales, con algunas excepciones. Entre los platos del menú fijo que fueron servidos durante la actividad se encontraban chicharrones de ternera, ‘dumplings’ de cerdo, prosciutto, sopressata y pan con aceite de oliva. El plato principal consistía de carne, camarones, vegetales y mofongo y de postre, un bizcocho tiramisú. Una sola demandante comió como plato principal un pescado que no formaba parte del menú fijo. Se alega que sobre 20 personas, de 29 que asistieron, se intoxicaron y padecieron de síntomas similares, entre otros estomacales, en horas y días subsiguientes a la actividad. Otras personas que no asistieron a la actividad, pero que sí comieron del menú que allí se sirvió –ya que sus parientes llevaron comida a la casa– mostraron los síntomas y malestares estomacales. Entre los síntomas que padecieron se encuentran fuertes dolores punzantes en el estómago, náuseas, vómitos, diarreas incontenibles, dolor de cabeza, fiebre y debilidad corporal. La demanda indica que otros de los comensales que asistieron a la actividad, pero no comieron, no padecieron de síntoma alguno, como lo fue el juez federal Jay García Gregory, quien sólo tomó vino y no padeció de ningún síntoma. "La condición de diarreas incontrolables y vómitos simultáneos o subsiguientes se dio, en muchos casos, en público, ante otros colegas, profesionales, público en general que les reconoce por su posición de prestigio profesional y vecinos, produciendo vergüenza y humillación ante tal deprimente estado físico", reza el documento. Agrega que "la gran mayoría de los reclamantes rebajaron entre cinco y nueve libras y hubo otros cuyo período de curación fue mayor o sufrieron hospitalización por condiciones exacerbadas por el envenenamiento o la severa irritación gastrointestinal. Varios de los demandantes tuvieron que acudir al hospital debido a su condición". Los demandantes alegan que el gran número de personas que se intoxicaron con los alimentos procedentes del restaurante y el hecho de que la cena en el lugar es el único factor que tienen en común estas personas es prueba concluyente de que la causa próxima de los daños fueron los alimentos descompuestos, dañados o contaminados ingeridos en Bottles durante la actividad o con posterioridad a la misma. Asimismo, afirman que lo anterior causó daños físicos y emocionales, pérdida o reducción considerable de la capacidad productiva, siendo la mayoría de los demandantes profesionales prestigiosos o servidores públicos que no pudieron atender, como correspondía, sus calendarios judiciales de trabajo y de carácter social. "Además, la condición de envenenamiento fue lo suficientemente fuerte como para tornar las funciones gastrointestinales en problemáticas, incontrolables y no sujetas a aviso previo, causando humillaciones y vejaciones", expresa la demanda. Los demandantes solicitan al Tribunal que determine que los demandados incumplieron sus obligaciones de forma culposa y negligente y que como consecuencia de esas actuaciones u omisiones la corporación les ocasionó daños en exceso de $500,000, así como la imposición de costas y honorarios de abogado incurridos en este pleito. EL VOCERO intentó obtener una reacción de la gerencia de Bottles, pero los esfuerzos resultaron infructuosos.