30 de diciembre de 2010
El Nuevo Herald
Los primeros miembros de la generación de la posguerra en Estados Unidos serán lo suficientemente viejos como para recibir Medicare --el programa federal de atención de salud para los ancianos-- a partir del 1ro. de enero, y muchos de ellos temen que el programa desaparezca antes que ellos. Un nuevo sondeo de Associated Press-GfK encontró que miembros de esa generación piensan en proporción de 2-1 que no podrán depender del enorme programa de salud durante toda su jubilación. El 43 por ciento de los encuestados dijeron que no esperan depender del Medicare por el resto de sus vidas, mientras que 20 por ciento piensan que su Medicare está seguro. El resto no está seguro. Aun así, el sondeo mostró además una sorprendente disposición entre los adultos de todas las edades a sacrificarse para preservar los beneficios del Medicare que la mayoría de los estadounidenses dicen que se merecen luego de años de pagar impuestos al sistema. Por ejemplo está el polémico asunto de la edad de elegibilidad para el Medicare, fija en 65 años, mientras que la del Seguro Social está subiendo gradualmente a 67. Inicialmente, 63 por ciento de los encuestados rechazaron la idea de elevar la edad de elegibilidad o reducir beneficios, pero cuando el sondeo les forzó a escoger entre las dos opciones, 59 por ciento dijeron que preferían elevar la edad y mantener los mismos beneficios. ``No me molesta el hecho de que la gente tendrá que trabajar por más tiempo', indicó Lynn Barlow, agente de bienes raíces de 60 años que vive en las afueras de Atlanta. ``Especialmente si existe tiempo para planear, trabajar uno poco más permite a la gente ahorrar más para el retiro'. Pero tratándose de recortes en los beneficios, Barlow no se muestra tan complaciente. ``Yo comencé a trabajar cuando era adolescente y espero recibir luego de trabajar tan duro durante tantos años', indicó. El sondeo encontró además diferencias por edad, género e ingresos entre la generación de posguerra. Por ejemplo, las mujeres de esa generación, que pueden esperar vivir por más tiempo que sus madres y sus esposos, se muestran mucho más pesimistas que los hombres sobre el futuro del programa. El Medicare es vital para proteger a la clase media de los efectos de las enfermedades que llegan con la vejez. Actualmente cubre a unos 46 millones de personas de mayor edad e impedidos a un costo anual de $500,000 millones. Pero el alto precio de la medicina estadounidense, con tratamientos intensivos y las últimas innovaciones, está presionando ya los fondos del programa. Si a eso se añade el número de personas nacidas entre 1946 y 1964, las bases financieras del Medicare comienzan a temblar. Estos son los números básicos: Cuando el último de los miembros de esa generación cumpla 65 años, en unas dos décadas, el Medicare estará cubriendo a más de 80 millones de personas. Al mismo tiempo, la proporción de trabajadores que pagarán impuestos para financiar el programa habrá caído de 3.5 por cada persona que recibe beneficios a 2.3.