2 de diciembre de 2010
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FORT LEONARD WOOD, Misurí, EE.UU. (AP) - El ejército planea poner en forma a sus nuevos reclutas con un régimen renovado que privilegiará la leche antes que las bebidas gaseosas y los alimentos sanos sobre la comida rápida. Los comedores militares tendrán máquinas de jugos y leche, y el pan blanco y las pastas darán paso a los cereales integrales, según la nueva política presentada por altos oficiales el miércoles en la base Fort Leonard Wood, de Misurí. Será el primer cambio importante al entrenamiento básico del ejército en varias décadas. "Vemos a muchos soldados que entran a esta profesión que necesitan métodos de acondicionamiento en fases y mejoras en sus hábitos nutricionales", dijo el teniente general Mark Hertling del Comando de Entrenamiento y Doctrina del Ejército. "Este no es un problema del ejército", agregó. "Es un problema civil que estamos recibiendo, y arreglando". El programa está diseñado para preparar a los nuevos reclutas con métodos de entrenamiento similares a los que utilizan los atletas de elite que se preparan para la alta competición. Implica el uso de preparadores físicos, fisioterapeutas y entrenadores de fuerza y acondicionamiento. Esto significa que se presta más atención a la prevención de lesiones, a la flexibilidad y movilidad, a la coordinación y la resistencia aeróbica, al igual que a una alimentación saludable. Los sargentos de entrenamiento del ejército, famosos por ser muy estrictos, agregarán a sus responsabilidades clases de nutrición de una hora. Además, los entrenamientos antiguos como las prácticas de bayoneta dejarán su lugar a ejercicios de fuerza del tronco, más comunes en los gimnasios que en el campo de batalla. Los cambios eran evidentes el miércoles en el comedor del Batallón 787mo de la Policía Militar, donde la comida llevaba etiquetas de colores según un código que diferencia a los alimentos de alto potencial nutritivo y contenido proteico de los que tienen muchas calorías y aportan poca energía. Aún había cereales azucarados y galletas con una salsa de salchichas, pero también semillas de girasol, queso de cuajada, salsa de verduras, yogurt y barras de cereales. Al paso de los soldados, los sargentos observaban de cerca su comportamiento y actitud y le llamaron la atención a más de uno de los reclutas por no poner suficientes frutas en sus platos o por no incluir agua junto al café para permanecer hidratados. "Hemos cambiado de alimentar soldados a darle combustible al atleta táctico", dijo Hertling, un ex deportista universitario que aún compite en triatlones.