30 de noviembre de 2010
El Nuevo Dia
Mientras la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por su siglas en inglés) ha puesto en marcha un proceso de subasta de propiedades y equipos de dos bancos fracasados hace unos siete meses, el monto de las pérdidas a las que se expone el regulador y otros acreedores pareciera ir en aumento. Al 30 de septiembre, la deficiencia no auditada de Westernbank, R-G Premier Bank y Eurobank -las tres instituciones en sindicatura bajo la FDIC- se aproximaba a $5,998 millones, de acuerdo con informes publicados por el regulador federal. En abril pasado, la FDIC estimó que el cierre de estas entidades podría costarle entre $5,000 y $5,800 millones en pérdidas. La cifra no incluye otras pérdidas como la de los accionistas. Según el estado de situación de las entidades en sindicatura bajo la FDIC, cuyos activos fueron vendidos mediante acuerdos de compra asistida a Banco Popular, Scotiabank y Oriental Financial Group, respectivamente, las obligaciones de las entidades fracasadas, totalizaban unos $16,197 millones a septiembre de este año. En cambio, los activos totales de estas entidades, es decir, los recursos para cumplir con deudas u otras reclamaciones, alcanzaban unos $10,197 millones. De todas las instituciones, el déficit mayor está en los libros de Eurobank, ya que las obligaciones de esta entidad representan más del doble del total del activos. Mientras las obligaciones de Eurobank totalizaron $1,927 millones, los activos de la desaparecida entidad rondaban $930.9 millones al 30 de septiembre. En el caso de Westernbank, la deficiencia representa un 38% del total de obligaciones asociadas a esa entidad. Mientras los activos totales se ubicaron en unos $5,935 millones, las obligaciones de la desaparecida institución, cuya sede principal era Mayagüez, rondaban $9,617 millones. Los activos totales de R-G Premier Bank alcanzaban $3,332 millones mientras que las obligaciones asociadas con la institución se ubicaban en $4,652 millones. Como parte de la sindicatura, la FDIC -que suele ser el principal acreedor- vende los activos perdidosos o que no fueron adquiridos, para compensar por las pérdidas que recibe. También puede reclamar indemnizaciones a los directivos y gerenciales de los bancos fracasados o a las aseguradoras de éstos.