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  Por el libro
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5 de noviembre de 2010

El Diario NY

Nueva York – De todas las denuncias de fraude inmobiliario llegadas a esta redacción, la de Luis Sibler es única: su supuesto timador no sólo se quedó con el dinero de la refinanciación de la casa sino que la puso a su nombre.

Ahora Sibler y su familia viven en una casa que no es suya, de la que no han pagado la hipoteca desde que hace dos años descubrieron el fraude y de la que pueden ser desahuciados en cualquier momento, ya que tienen aviso de embargo.

En 1999, Sibler, de 46 años y cocinero en un restaurante italiano, hizo realidad sus sueños: obtuvo la ciudadanía, compró una casa en Staten Island y trajo a su familia: esposa y cuatro hijos de Ecuador. Con el pago de la hipoteca y toda la familia aquí, en el 2004 empezó a atrasarse en los pagos y recibió el aviso de embargo. "Fue una presión terrible que me estaba llevando a la depresión", dice Sibler, quien considera que este problema tuvo también mucho que ver con el fin de su matrimonio.

En el año 2007, al poco de recibir el aviso de embargo de la casa, cuenta Sibler que: "Un hombre [Vyacheslav Sadykov] me visitó cinco veces ofreciéndome refinanciar y me dijo que para lograrlo iba a poner el título de la propiedad a nombre de los dos hasta que yo recuperase mi crédito y después de un año me ponía el título a mi nombre".

"No me dí cuenta ni me enteré bien de lo que estaba haciendo. ¡Era tanto el peso!", justifica Sibler quien explica que el acuerdo era que, con la refinanciación, Sadykov dejaría pagada la hipoteca por un año, le entregaría a Sibler un cheque por $27.000 y él se quedaría con otro tanto por su trabajo. "No miré los papeles que firmé ¡ése fue mi error!", dice pesaroso Sibler.

"Pasó un año y le llamé para hacer los papeles y poner la casa sólo a mi nombre y dijo que necesitaba $15.000. Cuando le dije que no tenía ese dinero ofreció poner la casa a nombre de mi hijo, que es Infante de Marina, si éste ponía $20,000. Supe entonces que me habían estafado", cuenta Sibler quien además descubrió que Sadykov se había embolsado $180.000 con la refinanciación.

Llamadas realizadas a la oficina de la abogada Dinara Maylov, quien intervino en la transacción, no han sido contestadas por varios días, lo mismo las realizadas a las oficinas de Sadykov, donde sólo es posible dejar mensajes en el contestador.

Presenta denuncia

Buscando ayuda, el 6 de enero del 2009 Sibler presentó una denuncia contra Sadykov en la Secretaría de Estado, entonces regentada por la hispana Lorraine A. Cortés-Vázquez. En carta fechada el 16 de enero, el investigador Sang Lee le contestó: "la persona denunciada no está licenciada por el Departamento de Estado y no tenemos jurisdicción sobre el caso".

Sibler también contactó con Diane Legal Services donde le aconsejaron contactar al fiscal de Staten Island, Dan Donovan, y a su entonces rival electoral por la Fiscalía General del estado, Eric Schneiderman.

"Estamos investigando", dijo William Smith, encargado de prensa de la fiscalía, que ha puesto a la detective Parlino a investigar el caso, pero que no podían dar detalles de lo que estaban haciendo para no perjudicar dicha investigación.

Fernando Aquino, portavoz de la oficina de Schneiderman indicó que éste investigará el caso tan pronto tome posesión de su cargo como Fiscal General en el 2011.

Víctima del estrés

La incomprensible actuación de Sibler tiene explicación, según Carmen Paulino Fiallo —neurolingüista, hipnoterapeuta y experta en terapia de la liberación emocional: "Cuando nos estresamos, el 70% de nuestra capacidad pensante se anula y sólo funciona la parte primitiva del cerebro reptiliano, la que no razona ni ve las consecuencias. Es como el carro que viene y tú saltas sin pensar que estás al lado de un precipicio".

Para Paulino, Sibler no estaba en condiciones de analizar el papeleo ante el miedo de perder la casa, el matrimonio y la cercanía de los hijos. "No sólo se pierde capacidad de pensar en estas situaciones de estrés, sino que los sentidos disminuyen, la gente oye menos, ve menos, ni siquiera ve las llaves que tiene en la mano", asegura Paulino.

"Gracias a Dios, estoy mejor cada día, veo a mis hijos creciendo y eso me pone mejor, ésa es mi fuerza ahora", dice Sibler, como consuelo.