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  Por el libro
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17 de octubre de 2010

El Nuevo Dia

Dicen que después de la tormenta siempre sale el sol. Y sus radiantes rayos nos permiten ver con claridad el boquete responsable de que nuestro carro sufra la rotura de un aro o una goma.

Y es que después de atravesar por uno de los meses de mayor precipitación de lluvia en la historia, y de un año en que también podría registrarse un récord de lluvia, la ciudadanía vuelve a pasar por un vía crucis al transitar por nuestras carreteras.

Durante un breve recorrido que El Nuevo Día realizó por varios sectores del área metropolitana se encontró que áreas tan transitadas como las avenidas Américo Miranda -cercana al Centro Médico- y la Kennedy, muy frecuentada por transportistas, se encontraron en pésimas condiciones.

Específicamente, en la marginal de la Kennedy se divisó un hueco en donde aparentemente alguna vez hubo una alcantarilla. Todo se hundió, y aparte de la redondez del hueco, nada señala que allí hubiese existido una alcantarilla.

"Eso lo han reparado varias veces. Lleva así más de tres meses", dijo Carlos Díaz, gerente de un concesionario cercano al hoyo, en el cual cayeron, según recuerda, un auto recién comprado y una patrulla de la Policía.

En el área de la zona portuaria de Puerto Nuevo, donde es constante el tránsito de camiones pesados, los hoyos son espectaculares.

Por su parte, en la avenida Américo Miranda en Reparto Metropolitano la situación es similar. Allí los hoyos son numerosos, lo que incluye hasta las calles transversales. Gabriel Cardona, empleado del Centro Comercial Reparto Metropolitano relató que a veces se divierte apostando con sus compañeros sobre qué auto será el próximo en caer en los hoyos.

Pero a pesar de que muchos responsabilizan a las constantes lluvias como las culpables del deterioro vial, para el decano de la facultad de ingeniería del Recinto Universitario de Mayagüez, el ingeniero Benjamín Colucci, el problema pudiera tener otra génesis.

Tiene que ver, dijo, con que no se haya compactado bien el suelo antes de pavimentar; con que tampoco se compactó bien el asfalto al colocarlo (debe estar entre 250 y 275 grados F); y con que la falta de drenajes hace que el agua acumulada sature el terreno por debajo de la parte asfaltada y la debilite.

"La compactación es un elemento importante. Puedo tener el mejor producto, pero si los obreros no están bien adiestrados, la superficie no se preparó y la brea se enfría, estoy botando el dinero", sostuvo Colucci.

Y un dato que agrava la situación vial en Puerto Rico es que "somos una isla sin red ferroviaria para mover la carga de mercancía y materiales. Todo se transporta por carreteras y ese peso hace mella en las vías", sentenció el ingeniero Colucci.

DTOP defiende su gestión

Por su parte, el ingeniero Juan Avilés Hernández, director ejecutivo de la Directoría de Obras Públicas del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) insistió en que "la lluvia es el peor enemigo del asfalto" y en que han estado asfaltando pese a que desde mayo no ha dejado de llover.

Explicó que en ocasiones las condiciones de bacheo no han sido las me- jores porque no pueden esperar que una zona seque lo suficiente y a veces las trabajan mojadas o con el tránsito vehicular amenazando sus vidas.

Por eso, según Avilés, ahora que se bachea con fondos de la ley de Reinversión y Recuperación Americana (ARRA, por sus siglas en inglés) se espera que la próxima inundación no se lleve el asfalto recién puesto.

Como ejemplo puso la PR-5 y la PR-199 que, según dijo, han sido repavimentadas y probadas bajo nuevos estándares federales con lo que intentan conseguir que el asfalto dure al menos 10 años.

No ven el esfuerzo

A pesar de que el DTOP asegura que está asfaltado, los usuarios de elnuevodia.com parecen no haberlo notado. éstos denunciaron el mal estado de la PR-199, la PR-3 en Arroyo; la PR-159 de Corozal a Orocovis, así como la PR-827 y PR-8827 de Toa Alta, entre otras.

Inclusive, uno sugirió: "Retraten a Puerto Rico con Google Map y tendrán las fotos de los hoyos".