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  Por el libro
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15 de octubre de 2010

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WASHINGTON (AP) - Estados Unidos evalúa fijar nuevas restricciones al uso de medicamentos contra la anemia que al parecer duplican el riesgo de derrames cerebrales en los pacientes que tienen problemas en los riñones.

La Administración de Alimentos y Medicinas (FDA, por sus siglas en inglés) publicó el jueves una revisión de seguridad sobre los tres medicamentos de refuerzo de la sangre _Procrit, Aranesp y Epogen_, todos de la compañía Amgen, enfocándose en su uso en pacientes con enfermedad renal crónica que aún no están lo suficientemente enfermos como para necesitar diálisis.

Los medicamentos generan ventas por miles de millones de dólares cada año por su capacidad para reforzar los glóbulos rojos en la sangre, lo que reduce la necesidad de recurrir a dolorosas transfusiones.

Sin embargo, sus ventas han caído fuertemente desde el 2007, cuando la FDA les agregó una advertencia de seguridad basada en evidencias de que podían causar tumores y acelerar la muerte de pacientes con cáncer. Los medicamentos ya no se usan en enfermos de este mal.

La anemia, que causa debilidad y falta de aliento, es un efecto colateral de la quimioterapia y de las fallas renales.

Ahora la FDA revisa un estudio publicado el año pasado que mostró que los pacientes con problemas renales que tomaban Aranesp tenían el doble de probabilidades de sufrir un derrame cerebral que aquellos que ingerían un placebo. La meta del estudio era mostrar que el fármaco podía evitar ataques al corazón, apoplejías y otros problemas cardíacos, lo que se había supuesto durante años.

Sin embargo, los investigadores de la Administración dijeron en su publicación del jueves que la "evidencia despierta importantes dudas sobre la seguridad y lo recomendable de usar darbepoetina (la droga involucrada) de esta manera".

Amgen asegura que sus medicamentos se deberían seguir usando porque ayudan a evitar transfusiones, las que conllevan sus propios riesgos. Pero los científicos del gobierno señalan que 15% de los pacientes que las tomaron también necesitaron transfusiones, comparados con 25% de los que recibieron un placebo.