9 de septiembre de 2010
El Nuevo Dia
La vida y la muerte convergen a diario en la oficina del Registro Demográfico de Bayamón por la emisión de certificados de nacimiento y de defunción, entre otras tareas. En cambio, el caos es un inquilino reciente. La fila kilométrica, la falta de personal y la desorganización son la orden del día desde que el Gobierno anunció que gracias a la Ley 191 de 2009 el antiguo certificado de nacimiento estará vigente hasta el 30 de septiembre. "De aquí puede ser que pida el (certificado) de defunción de una vez porque con esta fila, esto es pa’ morirse", fue la frase que soltó Ivonne Vázquez Nieves, quien estaba próxima a entrar a la estrecha oficina, cuya entrada estaba controlada por un guardia municipal. Afuera esperaba -en una fila que bordeaba todo el pasillo del segundo piso del centro comercial Cantón Mall- poco más de un centenar de personas que madrugaron lo suficiente como para alcanzar uno de los 200 números que repartieron ayer. Tres empleados atendían ventanillas y la logística parecía sencilla: Se reparten ocho turnos para inscripción de bebés e igual cantidad para aquellos que buscan obtener una licencia de matrimonio. Los que acudan a la oficina para obtener certificados de nacimiento, defunción o de matrimonio hacen una sola fila que incluye, incluso, a las personas mayores de edad. Los impedidos debían hacer otra fila. El denominador común: la fila y la espera. La directora de Registro Demográfico, Wanda del C. Llovet, dijo que no necesitan más personal puesto que con la Ley 7 la oficina de Bayamón sólo perdió tres empleados. Dijo que cada empleado tiene tareas asignadas y evalúan "abrir centros alternos" para descongestionar. En Bayamón, la persona que obtuvo el primer turno llegó a las 2:00 a.m., supo este rotativo. Llovet dijo que generalmente en un año emiten 870,000 certificados de nacimiento, sólo en dos meses (julio y agosto) y con la aprobación de la Ley 191 que da hasta el 30 de septiembre para aceptar los certificados viejos, a esta fecha se han emitido 500,000. José Luis Avilés y su compañera Jesenia Rivera llegaron a las 3:00 a.m. para poder inscribir a su niña de menos de un mes de nacida. "Sabíamos que íbamos a esperar, pero no tanto. Hay una sola persona para inscribir", dijo Avilés, que optó por no traer la bebé a la atestada oficina. El matrimonio de Héctor Rivera y Gloria Vázquez llegaron a la Isla desde Conneticut sólo para gestionar los certificados de ambos y de sus tres hijos. Por su parte, Yanira Liz Pérez le resultó "discriminatorio" que se limitaran a tres certificados de nacimiento por persona cuando ella tiene tres hijos y necesitaba el documento también para ella. Denisse Torres, una madre soltera con sus hijas de uno y cuatro años se rindió y decidió sentarse en el suelo con las niñas para esperar ser atendida. En las afueras de la oficina era donde realmente se veía el pandemonio con gente agolpada en la puerta de cristal de la oficina que fueron a buscar respuestas a preguntas de corte procesal.