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  Por el libro
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30 de agosto de 2010

El Nuevo Herald

Eustacio Guevara pasó 14 años en cárceles cubanas como prisionero político y cuando finalmente consiguió una visa para emigrar a Estados Unidos como refugiado en el 2000, pensó que viviría el resto de sus días en Miami libre de preocupaciones'.

"Fue como un sueño hecho realidad', dijo Guevara, de 61 años, en una reciente entrevista con El Nuevo Herald en su casa del barrio de Allapattah.

Pero el sueño de Guevara podría estar a punto de convertirse en una pesadilla.

Guevara está entre los casi 4,000 refugiados de Cuba y otros países que perderían su ingreso suplementario del Seguro Social reservado para personas deshabilitadas. La suspensión de la ayuda comenzaría el 1ro. de octubre debido que estas personas no se han hecho ciudadanos de Estados Unidos como requiere la ley para beneficiarios extranjeros del ingreso suplementario conocido por sus siglas en inglés de SII.

A principios de mes, Guevera recibió una carta del Seguro Social advirtiéndole que su cheque mensual podría ser suspendido.

Mark Hinkle, vocero de la Administración del Seguro Social, dijo que un máximo de 3,800 refugiados podrían perder su SSI para la fecha indicada. Una posible solución temporal para algunos beneficiarios, agregó, podría ser que estos presenten al Seguro Social documentos demostrando que han solicitado ciudadanía, en cuyo caso se les prorrogaría el SSI por un año más.

Mark Hetfield, vicepresidente ejecutivo para política y programas de la Sociedad Hebrea de Ayuda al Inmigrante (HIS), dijo que si el Congreso no extiende el requerimiento de ciudadanía por más tiempo quizá hasta 37,000 refugiados deshabilitados o de edad avanzada podrían perder su SSI en los próximos 10 años. Hinkle dijo que no podía confirmar esa cifra.

Hetfield explicó que la administración del presidente Barack Obama está considerando proponer una extensión más, pero señaló que la solución permanente sería la de suprimir de la ley la exigencia de ciudadanía.

"Todos alentamos a los inmigrantes para que obtengan ciudadanía pero no les decimos que si no lo hacen los vamos a echar a la calle', dijo Hetfield. "Estos son refugiados y asilados que han huido de la persecución política y cuando son más vulnerables y más viejos les quitamos todo sentido de seguridad'.

Oscar Alvarez, empleado de una organización que defiende los derechos de los inmigrantes y que está ayudando a Guevara con su caso, estimó que cientos de refugiados cubanos pudieran resultar afectados por la suspensión. Hetfield dijo que, aunque no tenía cifras precisas, la Florida tenía el mayor número de refugiados que pudieran ser afectados y que estos provenían de Cuba y la antigua Unión Soviética.

Esta es la más reciente ocasión en que esto ocurre desde que el Congreso aprobó una ley en 1996 exigiendo a los refugiados deshabilitados que se hicieran ciudadanos a más tardar siete años luego de llegar al país.

En el 2003 ocurrió una situación similar cuando la primera ola de refugiados que llegaron desde que se aprobó esa ley de reforma a la asistencia pública fueron afectados por el requerimiento.

Originalmente, la ley había puesto un límite de cinco años para obtener ciudadanía, pero el plazo fue extendido a siete debido a que en ese entonces la agencia de inmigración tardaba más de un año y a veces más de dos en procesar una solicitud de naturalización.

A petición del entonces presidente George W. Bush, el Congreso en el 2008 resolvió otorgar una extensión más pero de sólo dos años que expira en la fecha límite del 1ro. de octubre.

La amenaza de perder su principal fuente de ingresos le llegó a Guevara a principios de mes cuando recibió una carta del Seguro Social, fechada el 2 de agosto, advirtiéndole de la posible suspensión de su SSI. Guevara está ahora representado por el Centro de Apoyo al Inmigrante en la Florida (FIAC).

"El problema para muchos de estos refugiados deshabilitados es que no todos tienen acceso a una organización como FIAC o dinero para pagar un abogado que los represente', dijo Alvarez, el empleado de FIAC que asiste a Guevara con su caso.

Guevara llegó a Estados Unidos como refugiado cubano en el 2000 luego de que en 1967 fuera arrestado en la isla bajo acusaciones de oposición al gobierno. Lo condenaron a 20 años de prisión pero salió libre después de 14. Guevara dijo que era golpeado regularmente.

Guevara arribó en diciembre del 2000 y fue primero a vivir con un familiar en Allapattah. Eventualmente se mudó a su actual apartamento donde vive con su esposa.

Un médico lo certificó como casi ciego y deshabilitado y como resultado empezó a recibir cheques mensuales de SSI, primero por $478 y luego por $505.

Como muchos otros refugiados de avanzada edad o deshabilitados, Guevara no se hizo ciudadano dentro del plazo de siete años por múltiples razones. Muchos refugiados creen que no pueden convertirse en ciudadanos a menos que sepan inglés, no tienen dinero para pagar la cuota de naturalización o simplemente no saben de la exigencia para ellos de tener ciudadanía. No hay una exigencia general para residentes permanentes de obtener ciudadanía. El gobierno los exhorta a hacerse ciudadanos, pero esto no es obligatorio.

El factor más importante para Guevara en este sentido es que, según él, nadie le dijo que tenía que ser ciudadano para seguir recibiendo el SSI, y que nadie le dijo que había un plazo para hacerlo. Tampoco, señaló, logró obtener su tarjeta verde de residencia hasta hace sólo unos meses. Alvarez comentó que esto es verdad pero que la tarjeta menciona que Guevara tiene residencia desde el 2000.

Alvarez también dijo que está ayudando a Guevara a obtener su ciudadanía. La semana pasada, agregó, le dió a Guevara una carta para el Seguro Social diciendo que está haciendo un esfuerzo por ser ciudadano. Alvarez dijo que con esto es posible que el Seguro Social reconsidere la suspensión de beneficios.

Alvarez también dijo que ha apelado la suspensión por separado.

Por ahora, sin embargo, la realidad es que Guevera tiene grandes temores de que a partir del 1ro. de octubre se quede sin ingresos y que el dueño le pida salir del apartamento.

"No quiero quejarme de este país que me ha ayudado inmensamente, pero la realidad es que quizá tenga que ir a vivir a la calle', dijo.

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