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  Por el libro
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26 de agosto de 2010

El Nuevo Herald

LONDRES -- Las empresas preocupadas por sus balances y que buscan medios para sanearse financieramente han hallado una opción para pagarle a sus acreedores, una opción que ha estado colgando de sus paredes: sus valiosas colecciones de arte moderno.

En algunos casos ni siquiera se trata de sobrevivir, sino de pagarle a los acreedores de empresas en bancarrota. Eso incluye al quebrado banco Lehman Brothers, cuya multimillonaria colección de obras de Damien Hirst, Gerhard Richter y otros será subastada el mes próximo.

"En los últimos cinco o seis años hemos tratado con más y más empresas, así como con clientes privados", dijo Saul Ingram, jefe de los servicios europeos de arte empresarial en la casa de subastas Sotheby's.

"Obviamente ha habido algunos cambios económicos en el último par de años, y creo que han traído cambio de actitudes: que estas colecciones deben reducirse y centrarse en la calidad".

Cathy Elkies, responsable de colecciones privadas e institucionales en Christie's, también ha percibido un aumento en el rubro empresario de su negocio, y expresó esperanzas de que continúe.

"En algunos casos, las organizaciones están reduciendo y reorientando sus colecciones", afirmó la especialista. "Otros están tratando de despojarse por completo de su colección de arte".

La tradición de las empresas de comprar obras de arte en tiempos de bonanza y venderlas cuando son malos se extiende a varias décadas atrás. Un pionero fue el presidente de IBM Thomas Watson, quien reunió obras de Frida Kahlo y otros artistas para decorar el pabellón de IBM en la Feria Mundial de Arte de Nueva York en 1939. En la década de 1990, una IBM escasa de dinero vendió su colección a través de Sotheby's, por 31 millones de dólares.

Otras ventas han sido aún mayores. En 1989 un fondo de pensiones para los trabajadores ferroviarios ingleses, que había estado comprando arte como inversión durante años, vendió su colección por 99 millones de dólares. En 1998, la colección empresaria de la editorial Reader's Digest se vendió por 93 millones de dólares.

Se espera que las subastas del próximo mes en Nueva York y Londres de las obras que eran de Lehman Brothers recauden unos 12 millones de dólares para los acreedores del banco.

La suma, aunque significativa, es apenas una pequeña fracción de los 613.000 millones de dólares que sumaba el pasivo de Lehman cuando se desplomó en septiembre de 2008, y ayudó a desencadenar una crisis financiera global.

El interés en la venta será alto y no sólo por la calidad de las obras, dijo Robert Korzinek, un suscriptor de bellas artes en Hiscox, una compañía aseguradora de arte pero también coleccionista, con un tesoro de obras contemporáneas de Gavin Turk, Grayson Perry y otros.

"Será interesante ver si el hecho de que proceden de Lehman aumenta el valor de la colección", dijo. "Habrá algunos que verán esto no sólo como obras de arte, sino como una oportunidad de comprar un 'memento mori' -una frase latina que significa 'recuerda que has de morir'- de la crisis crediticia", agregó.

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