30 de julio de 2010
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DALLAS (AP) - En lugar de ir a la iglesia un domingo reciente, la familia Yeldell simplemente se instaló en la sala de estar de su casa y recibió a un grupo de feligreses. Las "iglesias caseras" son parte de lo que los expertos describen como un cambio fundamental en la forma en que los cristianos de Estados Unidos conciben la religión. Olvídese de los sermones, de las iglesias costosas y de las multitudes anónimas, proclaman. La veneración a domicilio se preocupa más de promover las relaciones entre pequeñas comunidades de creyentes. Estos grupos de oraciones consisten generalmente en entre 12 y 15 personas que hablan de lo que pasa con sus vidas y buscan guía en las Escrituras. Dejan que el Santo Espíritu o la espontaneidad definan el rumbo que tomarán sus encuentros semanales. "Parte del atractivo de esto es el deseo de volver a una manifestación de la iglesia más sencilla", expresó Ed Stetzer, profesor de un seminario y presidente de Lifeway Research, afiliada a la Convención Bautista del Sur. "Para muchos, la iglesia es como un negocio y ellos lo único que quieren es vivir como lo indica la Biblia". Los sectores que promueven la veneración casera dicen que sus pequeños grupos representan un retorno a la iglesia cristiana de antaño, cuando no había curas y todo el mundo contribuía en las enseñanzas, los cantos y las oraciones. Estas manifestaciones de la fe son más comunes en países donde el cristianismo no es la religión mayoritaria. Un estudio del Barna Group, firma especializada en información sobre religión y sociedad, calcula que entre 6 y 12 millones de personas practican la religión de esta forma. Otro estudio del Pew Forum realizado el año pasado indicó que el 9% de los protestantes realizan servicios en sus casas. "Lo único constante en estos servicios de entrecasa es que todos son diferentes", declaró Robin Yeldell, quien se alejó de una iglesia tradicional en el 2006. La reunión en la casa de Yeldell es alegre y cuenta con varios niños que hacen travesuras. Después de pasar un rato juntos, todos se sientan en la mesa de la cocina para observar la eucaristía con una oración, pedacitos de pan de masa fermentada y vino tinto en vasos de plástico. Los niños beben jugo de uvas. La celebración continúa con una comida de sobrantes. Luego regresan a la sala de estar, alguien toma una guitarra y todos cantan temas religiosos. Durante la sesión se discute si hay que organizar colectas para ayudar a los pobres. La mayoría prefiere donar solo cuando surge una necesidad o una causa noble. En ese momento llega Sean Allen, un soldador de 39 años que se quedó sin trabajo, vive en la calle y tiene deudas y problemas de salud. "Hagan lo que les parezca. Que el Señor les guíe", dijo Allen. Agregó que prefiere las reuniones en la casa de alguien porque "están más en contacto con la realidad". Algunos deciden escribir cheques a nombre de firmas a las que Allen les debe dinero. Una pareja con cinco hijos dijo que no podían ofrecerle dinero, pero que sería bienvenido en su casa si no tienen qué comer. "La mayoría de estas iglesias de entrecasa son creadas por cristianos que tratan de vivir como Jesús las 24 horas del día", afirmó Tony Dale, de Austin, Texas. Los servicios se hacen en casas distintas de los miembros de la iglesia. Si atraen a más de 15 personas, el grupo se divide. "Es un crecimiento natural", dijo Dale. "Aunque no todas las iglesias se multiplican. Algunas se achican y desaparecen". En Texas, donde nacieron numerosas megaiglesias, las iglesias de entrecasa están ganando popularidad. "Es común que cuando se da un fenómeno (como el de las megaiglesias), paralelamente se produzca el fenómeno contrario, como la proliferación de microiglesias", comentó Stetzer. Hay quienes quieren promover una colaboración entre mega y micro iglesias. Tony Dale dice que la Apex Community Church de Dayton, Ohio, y The Austin Stone Community Church de Austin son ejemplos de esa actitud complementaria. Ambas operan una cadena de iglesias de entrecasa que pueden funcionar como una congregación grande llegado el caso. Bill Benninghoff, de Arlington, Texas, un ex pastor de iglesias carismáticas de Texas y Carolina del Norte, dice que desde el 2005 asiste únicamente a iglesias de entrecasa. "Uno llega a conocer a la gente, en las buenas y en las malas", expresó Benninghoff, programador de software. "Oras con los demás y forjas una increíble sensación de camaradería y de comunidad". "En las misas dominicales de las iglesias grandes nos sentíamos perdidos", agrega.