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  Por el libro
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15 de julio de 2010

La Opinion

Más de una cuarta parte de los consumidores —43.4 millones de personas— cuenta con una puntuación de crédito de 599 o menos en el sistema FICO, por el que se rigen más del 90% de los bancos el país.

Eso significa que un 25.5% de la población, frente a un promedio histórico del 15%, entra en la llamada zona de riesgo, lo que en muchos casos impedirá que consigan préstamos y en otros implicará pagar un interés notablemente más alto.

"He encontrado un trabajo pero no tengo carro para desplazarme y ninguna financiera me da crédito", dice Gustavo Alonso, un residente de Norwalk. El año y medio que lleva desempleado ha dejado numerosas muescas en su historial financiero, que registra varios retrasos en el pago de la renta y haber sobrepasado el límite de crédito en una tarjeta que posteriormente le fue cancelada.

El sistema se basa en una escala de 300 a 850, en la que el 20% más alto recibe una puntuación de 780 o más y el 20% más bajo no supera los 620 puntos.

El informe más reciente de FICO —que computa las estadísticas de crédito hasta abril pasado— indica que en los dos últimos años hay 2.4 millones de personas más en los niveles más bajos de crédito.

Desde la Fundación Nacional de Consejería de Crédito (NFCC), Gail Cunningham señala que una gran parte de los cuatro millones de personas a las que pedieron ayuda a estos servicios el pasado año tenían un bajo historial de crédito.

"Nosotros vemos cada día las caras del problema, que va mucho más allá de ser un mero número en una escala", dice Cunningham, señalando que entre los hispanos se registró el mayor aumento de consultas, con un 27.3% de incremento.

Una encuesta de Western Union, independiente del informe FICO, muestra una pauta creciente entre aquellos con un historial de 550 o menos —considerado muy bajo—, con un 14% de consumidores en esa franja en el primer trimestre de este año, frente al 11% en el tercero de 2009.

Muchos consumidores se preguntan cuál es el efecto de cada punto perdido, y dado que la fórmula de FICO depende de las condiciones específicas en cada caso, es difícil ofrecer una respuesta clara.

Pero según los datos facilitados por este sistema, una diferencia de 100 puntos puede significar un costo adicional de 40 mil dólares en una hipoteca a 30 años sobre un préstamo de 300 mil dólares.

Bruce Cornelius, al frente de CreditReport.com en Calabasas, señala que además de reveses económicos como la pérdida de la casa o empleo, muchos consumidores están perdiendo puntos debido a las políticas más estrictas en el mercado crediticio.

Cornelius señala que incluso tarjetas en las que no se adeuda un saldo muy alto pueden hacer una mella en el historial, una vez que el emisor reduce el límite.

Así por ejemplo alguien que deba 400 dólares en una tarjeta de tienda con un límite de 1,500 dólares está usando sólo un 26% del crédito disponible. Pero cuando el límite se baja a 500 dólares, el uso se eleva al 80%.

"Nadie debe sobrepasar el 30% del crédito disponible en ninguna tarjeta", dice Cornelius.

El informe de FICO también indica que se está produciendo una polarización financiera, en la que el ya mencionado incremento de consumidores en la zona de bajo crédito, se produce a la vez que un incremento entre los que cuentan con un crédito de 800 o más. Un 17.9% de consumidores se halla ahora en esta franja, frente al 13% histórico. Sin embargo, la cifra es algo más baja que el 18.7% de abril 2008.

"El momento es muy bueno para transferir saldos pendientes a líneas de crédito hipotecarias", dice Cornelius, refiriéndose a los bajos intereses actuales.

Pero, naturalmente, ese tipo de operaciones sólo están al alcance de quienes están en una posición suficientemente desahogada como para calificar para este tipo de deudas más benévolas y con menor efecto negativo en el historial.

En cuanto a lo que cabe esperar en el futuro próximo, muchos se muestran pesimistas.

Joel Ohman, planificador financiero certificado y fundador de CreditCardChaser.com, cree que todavía quedan nuevas oleadas de embargos, bancarrotas y retrasos de pago, entre los contaban con ciertos recursos al inicio de la recesión económica que poco a poco se van agotando.

"Lo que es posible es que en el futuro surjan compañías con normas menos estrictas dedicadas servir al mercado con bajo historial de crédito", dice Ohman.