8 de julio de 2010
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NUEVA YORK (Reuters Health) - Un fármaco muy utilizado para la artritis no ayudaría a la mayoría de las personas con dolor en la zona lumbar, según un nuevo estudio que demostró que los pacientes que tomaron glucosamina no mejoraron después del tratamiento en comparación con los que usaron un placebo. Si bien es posible que el fármaco ayude a algunos pacientes con ese dolor de espalda, Philip Wilkens, autor principal del estudio y quiropráctico del Hospital Universitario de Oslo, en Noruega, dijo que sería difícil identificar a cuáles. Por lo tanto, indicó que los médicos no deberían confiar sólo en la glucosamina para tratar el dolor, sino probar otros tratamientos. El fármaco es uno de los suplementos más comunes para pacientes con osteoartritis, una enfermedad que afecta a más de 20 millones de personas en Estados Unidos y en la cual el cartílago alrededor del hueso se rompe a la altura de la articulación, produciendo inflamación y dolor. La glucosamina ayuda a tratar ciertos tipos de osteoartritis. Algunos dolores de espalda baja se deben a la enfermedad, pero a menudo es difícil identificar su origen. Uno de cada cuatro pacientes toman glucosamina, pero no existen evidencias de un alivio de los síntomas. El equipo de Wilkens trató a 250 pacientes ambulatorios con dolor en la zona lumbar en su hospital. En todos, el cartílago alrededor de una parte de la columna se había comenzado a fracturar, lo que es un signo de osteoartritis. La mitad de esos pacientes recibieron una dosis estándar de glucosamina (1500 miligramos por día) y la otra mitad, un placebo. Ningún grupo conocía cuál era el tratamiento recibido durante los seis meses. Al inicio del estudio y seis meses después, los pacientes respondieron cuestionarios sobre el nivel de dolor y cómo interfería en su vida diaria. Seis meses después del estudio, rellenaron uno nuevo. Al final del estudio y a los seis meses, ambos grupos de pacientes tenían menos problemas asociados con el dolor de espalda que al principio. Aun así, no hubo diferencias entre ambos, según publicó Journal of the American Medical Association. Uno de cada tres pacientes en los dos grupos habían tenido problemas estomacales o cutáneos leves, pero sin efectos adversos por la glucosamina. El alivio parcial en ambos grupos podría haberse debido a que a todos se les permitió recibir otro tratamiento durante el estudio, como analgésicos, antiinflamatorios o fisioterapia. Wilkens atribuyó el resto de la mejoría al efecto placebo o a los períodos alternativos de dolor y alivio que tienen los pacientes con dolor crónico. En Estados Unidos, la glucosamina es un suplemento dietario, razón por la cual la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés) no lo aprobó para uso médico. Sin embargo, en la mayoría de los países de Europa se puede comprar sin receta y cuesta menos de 50 centavos por día. Los resultados no deberían desalentar el consumo de glucosamina para otros tipos de osteoartritis, dijo Wilkens. Podría actuar distinto en otras partes del cuerpo, indicó. "Es probable que esté ayudando a muchas personas con dolor de rodilla", dijo Wilkens. Pero, para usar en personas con dolor de espalda baja, "nuestras evidencias sugieren que (ellos) no mejorarán", concluyó. FUENTE: Journal of the American Medical Association, online 6 de julio del 2010.