22 de junio de 2010
La Opinion
Cuando el veterinario informó a Nancy Gates que su perra Arabella tenía problemas cardiacos para los que necesitaba ser operada y que la cirugía costaba 500 dólares, no tuvo otra opción que sacrificar a su perra. "Fue algo bastante claro, porque tenía cuatro niños pequeños a los que alimentar. El veterinario me dijo que la cirugía era mi única opción. No quería que mi perra sufriera", dijo. Gates, de 41 años, de Cotati, a unas 50 millas al norte de San Francisco, tomó esa decisión hace 11 años, pero dijo que nada ha cambiado al día de hoy. Sigue sin poder pagar el alto precio de la atención para sus mascotas actuales, un gato de 11 años, Cocoa, y Sadie, una golden retriever de 9 años. Y Gates no es la única. El dinero es una consideración para la mayoría de las personas que deben afrontar el costo de la atención de sus animales, según la encuesta de Associated Press-Petside.com llevada a cabo por GfK Roper Public Affairs & Media. Si bien la mayoría de los dueños de mascotas, lo que representa 62%, pagaría por la atención veterinaria para sus mascotas si el precio fuera de 500 dólares, el porcentaje baja a menos de la mitad cuando el costo alcanza los 1,000 dólares. La cifra disminuye incluso más, a 35%, si implica un costo de 2,000 dólares y continúa bajando a 22% si alcanza los 5,000 dólares. Solo al nivel de 500 dólares hay mayor probabilidad de que los propietarios de perros (74%) busquen tratamiento para sus mascotas que los propietarios de gatos (46%). En los niveles de precio más altos, los dos tipos de propietarios tienen la misma probabilidad de buscar atención veterinaria para sus mascotas. "El duelo se vuelve algo difícil cuando uno no puede hacer todo lo que le gustaría por su animal", señala la veterinaria Jan Shaw, directora del Instituto Argus de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Colorado State University en Fort Collins, Colorado. Eso es especialmente cierto cuando se atraviesan dificultades económicas y no es posible gastar dinero en un animal, cuando esto puede tener un efecto duradero en los hijos y los gastos de hipoteca, de alimentos y de calefacción. "La eutanasia es siempre algo triste, pero cuando uno debe tener en cuenta las finanzas, o cuando uno siente que existe la posibilidad de que uno no hizo o no pudo hacer lo correcto, uno se siente culpable", dijo Shaw. "Hemos llegado a un punto en que hablamos de nuestras necesidades de vida básicas o de necesidades para la supervivencia". Terry Cornwell, de 55 años, de Newport, Orgeon, tuvo que sacrificar a algunas mascotas, pero el que le resultó más difícil fue un perro al que le diagnosticaron cáncer. "Mis ingresos determinan una buena parte de mis gastos", dijo. Hasta ahora, su actual perro Buddy de un año, mezcla con cocker, y su gato Boo Kitty de 8 años, han tenido pocos problemas de salud. Cornwell haría todo lo que le fuera posible, pero si el veterinario le informa que una cirugía es la única opción, y que debe contar con todo el dinero, "estaría liquidada. No podría hacer nada". A Cornwell le preocupa este tema. Al igual que uno de cada cinco propietarios de mascotas que dijeron que sufren mucho al no poder pagar los servicios de un veterinario. Los propietarios de perros tienden a preocuparse más que los propietarios de gatos, y las mujeres y las personas de bajos ingresos son algunos de los grupos que más preocupación les genera. "Si comienzan a tener gastos muy elevados por la atención veterinaria, no hay nada para hacer. No hay opciones. Si estamos hablando de algo serio como cáncer; el animal debe pasar por muchas cosas, y existen dudas acerca de cuál es el mejor camino; además, no es justo para ellos", dijo. Aproximadamente una de cuatro personas, o 27%, dijo que el seguro para mascotas era una buena forma de ahorrar dinero en los costos del veterinario, aunque en realidad esa cifra es cinco veces mayor a la cantidad de personas que cuenta con seguro para sus mascotas. Diego Negrete, de 26 años, de Austin, Texas, tiene seguro para su fox terrier, Roxy, de 4 años y para su gato Charley, de 2 años, pero es parte de una minoría. El 95% de las personas encuestadas dijeron no tener seguro. "Es una buena protección", dijo sobre la póliza que cubre todas las vacunas anuales y los controles por aproximadamente la mitad de lo que costarían normalmente. También paga por una parte de los costos de diferentes problemas, dijo, aunque no estaba informado acerca de todos los detalles. Pero Negrete no le tiene temor a los costos del veterinario. "No me preocupa porque el seguro cubre una parte y tengo la solvencia financiera necesaria para cubrir lo que cueste", dijo. Sin embargo, si estamos considerando gastar más de 5,000 dólares, "hay algo que está muy mal", dijo Negrete. Tendría que evaluar cuánto sufriría el animal a causa del problema y cómo sería la recuperación. Y también necesitaría contar con cierta garantía de que la mascota gozaría de una buena vida después de recuperarse. Negrete tuvo un perro de 14 años, a quien tuvo que operar de una hernia en dos oportunidades. Cuando volvió a aparecer por tercera vez, "estaba muy viejo y con mucho dolor, entonces lo sacrificamos", dijo. Meg Fowler, de 63 años, de Port S. Lucie, Florida, es una agente de seguros retirada, "por lo tanto conozco los riesgos". Si ocurriera algo catastrófico, que dejara a su cockapoo, Jasmine, de 10 años, en una situación de mucho dolor, "tendríamos que sacrificarla", señaló Fowler. "Sería mucho más humanitario. Jasmine es una gran parte de nuestras vidas y la adoramos. Pero es un perro. Es algo que nos cuesta recordar, más allá de que crea que tiene su alma propia". Antes de Jasmine, tuvieron a Max, otro cockapoo. Cuando tenía 15 años tuvo un tumor cerebral. El veterinario los ayudó a tomar la decisión que ningún seguro podría hacer suavizado: la eutanasia. Para Fowler y su esposo de 43 años, "fue el día más difícil de nuestras vidas. No había otra opción en esa situación. No había ningún tipo de cirugía para salvarle la vida, y el perro ya había superado su expectativa de vida. Fue una decisión muy difícil, pero teníamos que tomarla y lo hicimos", dijo. Cuando disminuye la calidad de vida y el animal está experimentando mucho dolor y sufrimiento, es hora de tomar la decisión, afirmó Shaw. Al acercarse la hora final, a algunas personas les ayuda compartir un último momento especial con el animal, como un paseo a un restaurante de comida rápida para disfrutar de una hamburguesa, un baño, un helado casero, algo que le resulte conocido a la mascota, afirmó. Algunas personas cortan un trozo del pelo o hacen una impresión en arcilla de la huella de la pata de la mascota para ayudarlos a atravesar el proceso de duelo. Otros coordinan para llevar a cabo la eutanasia en el hogar, así la mascota puede estar rodeada de todos los miembros de la familia, incluyendo a los otros animales, afirmó Shaw. Pero nada alivia el dolor, dice, ya que la culpa es parte del costo que pagamos al encariñarnos con las mascotas. La encuesta AP-Petside.com se llevó a cabo del 7 al 12 de abril de 2010, y se realizaron entrevistas telefónicas por línea fija y celular con más de 1,112 propietarios de mascotas en todo el país. Tiene un margen de error + o - 3.3 puntos porcentuales. El director de encuestas de Associated Press Trevor Tompson, el especialista en encuestas de AP News Dennis Junius y el periodista de AP Alan Fram contribuyeron con este informe desde Washington.