7 de junio de 2010
ABC.es
Suculentos premios de lotería sin ni siquiera haber comprado un décimo o herencias millonarias de origen desconocido son algunos de los ganchos del timo de las "cartas nigerianas", una amplia estafa de carácter internacional que en España acumula casi 20.000 denuncias desde el año 2003. Según datos facilitados por la Policía Nacional, en los últimos siete años se ha detenido a más de 600 personas por estos timos, se han esclarecido más de 1.200 casos y se han recuperado más de 2,8 millones de euros estafados a ciudadanos de los cinco continentes. Solamente en Madrid, la Policía ha detenido a 186 personas y ha investigado más de 200 estafas. El "modus operandi" de estas redes, que comenzaron a detectarse en los años 80 y que están dirigidas habitualmente por ciudadanos nigerianos, es sencilla y barata, ya que solamente son necesarios un ordenador, una impresora, sellos de correos y algo de imaginación. De forma sistemática, los estafadores envían cada día miles de cartas y correos electrónicos a posibles "primos" de países de toda la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia u Oriente Medio. En sus comienzos, estas redes eran capaces de enviar entre 20.000 y 30.000 cartas diarias, aunque ahora su producción se ha reducido a un tercio, unas 9.000 misivas al día, gracias al bloqueo de sus fuentes de financiación. No obstante, los mensajes sigue siendo atractivos: "Ha resultado agraciado con un premio de la lotería española de XX millones de euros" o "Antes de su muerte mi cliente depositó 20 millones de dólares que legalmente le pertenecen". Las direcciones, nombres o correos electrónicos de las víctimas son obtenidos de listados de empresas de marketing y publicidad que venden estos datos. Herencia millonariaLa inmensa mayoría de los receptores no pican el anzuelo y hacen caso omiso de las promesas, pero el negocio es rentable con que apenas un puñado de incautos respondan a las misivas. El estafador se presenta como el representante, abogado, familiar o médico de un millonario enfermo de un país africano, o de un político o alto cargo fallecido en un accidente y que, de forma sorprendente, ha dejado en herencia una importante suma de dinero. Tras varias conversaciones, los estafadores se van ganando la confianza de la víctima, que envía confiado sus datos personales y su número de cuenta para poder recibir el dinero de la herencia que, en teoría, compartirá con el timador. El timado recibe incluso documentos, siempre falsos, emitidos supuestamente por la entidad depositaria de la herencia millonaria en los que se acredita haber recibido la orden de transferencia a favor de la víctima. Pero antes de materializarse ese ingreso, que nunca llegará a producirse, comienzan los problemas y es necesario que el estafado adelante una cierta cantidad de dinero para diversos gastos de gestión, impuestos o sobornos a terceras personas. Una vez que se producen los primeros pagos, los estafadores continúan solicitando más dinero hasta que la víctima se percata del engaño y los timadores desaparecen. Las cantidades estafadas pueden llegar a los 400.000 euros, todo depende de la habilidad de los timadores para estirar más y más la ingenuidad o la avaricia del timado. En la modalidad del premio de lotería falso, la mecánica es muy parecida, aunque las cantidades estafadas suelen ser inferiores, en torno a los 9.500 euros de media. Puestos de trabajoLas cartas, con el membrete simulado de Loterías y Apuestas del Estado prometen también importantes premios a cambio de una pequeña cantidad de "gastos de gestión" o impuestos. Para los timadores todo vale y la crisis económica y el aumento del paro les ha obligado a agudizar el ingenio. Su última estrategia es ofrecer empleos muy bien remunerados en España a ciudadanos de terceros países con deseos de entrar en Europa. Como en todos los casos, la dinámica es similar: para conseguir el puesto de trabajo siempre es necesario anticipar una cantidad de dinero para abonar tasas, gastos notariales, certificados, tarjetas de residencia, empadronamientos u otros trámites. Cualquier cosa para que el "primo" invierta su dinero con la esperanza de que conseguirá unos pingües beneficios que desgraciadamente nunca llegan.