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  Por el libro
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30 de mayo de 2010

La Opinion

El costo creciente de los materiales de construcción y la caída del mercado inmobiliario ha puesto a los constructores del país entre la espada y la pared, y quienes se dedican a ese oficio se ven sometidos como nunca antes a una prueba de resistencia.

La madera, el aluminio, el yeso y el hierro tuvieron una subida sensible en abril, según el índice que mensualmente elabora la Asociación de Contratistas Nacionales (AGCA). Sobresale el incremento del diesel -6.5%-, un insumo insustituible en ese sector.

Según la agrupación, la subida anual de los costes de esos materiales van desde 3.9% en el caso de las viviendas unifamiliares hasta 8.3% en la construcción de carreteras y calles.En contraste, dijo Ken Simonson, economista en jefe de la AGCA, los precios de los productos de la construcción, casas y vías, se han deslizado. "Los contratistas no van a poder sostenerse con lo que están cobrando", afirmó.

William Davis, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Contratistas del Sur de California (SCCA), dijo que la situación de los constructores en California no se diferencia mucho a la del resto del país. Lo confirma, dijo, un vistazo a un informe reciente de Caltrans. En él se explica que los contratistas del estado están licitando últimamente con presupuestos casi 50% por debajo de lo que se denomina "estimados de ingeniero". "Lo que cobran los contratistas ha caído como piedra, mientras que el costo de algunos materiales ha subido", aseguró.

En algunos casos, dijo, por factores inesperados. Señaló en particular el caso de la pintura. La producción de la materia prima -metacrilato de metilo- que se utiliza en la elaboración de ésta, y que proviene principalmente de Texas, ha caído desde enero debido a problemas de producción de Dow Chemical, con el consiguiente aumento en los costos.

Según Davis, hoy por hoy la construcción residencial está muerta y seguirá así mientras las listas de inmuebles en ejecución sigan creciendo y la devaluación inmobiliaria continúe. En este renglón, predijo, las cosas no mejorarán antes de tres o cuatro años.

Una fuente cercana a la construcción explicó que desde que el mercado residencial se deprimió hace dos años, la competencia entre contratistas ávidos de empleo ha reducido al mínimo los márgenes de ganancia. Con tal de ganar proyectos, los contratistas venden su trabajo muy barato. "Entre enero y abril el precio del alambre subió 7%, y lo último que escuché es que va a subir de nuevo", explicó Dee Dee Zamora, encargada de contabilidad de Reyes & Sons Electric Inc, una firma contratista de San Fernando que se especializa en sistemas eléctricos.

Pero para esas empresas como ‘ésta no es fácil trasladar los costos a sus clientes. Ya sea porque están maniatados por los términos –y los precios—ofrecidos en una licitación o en un contrato. "Si una obra empieza 60 o 90 días después de firmado el contrato, y en el interín suben los precios de los materiales, no se puede hacer nada", agregó. En el mejor de los casos el contratista gana menos de lo que esperaba, en el peor acaba con pérdida.

Pero la situación de los constructores pudiera tornarse más fea, según Davies, el presidente de la Asociación de Contratistas, si después de la recesión sobreviene una inflación. "Estamos a la expectativa. El barril de petróleo estaba a 85 dólares hace unos días", dijo como dando aviso de dónde puede venir el siguiente batacazo.

El director de una empresa constructora de Oxnard que se dedica a obras viales, y que aceptó conversar bajo condición de no revelar su nombre, también le apuesta a la inversión pública en infraesctura como única opción viable para contratistas como él en este momento."No hay suficiente proyectos bajo el programa de estímulo", aseguró. Si las perspectivas no mejoran, agregó, más gente irá a la quiebra.Aun así, y según lo señala la propia AGCA en un reporte más reciente, los planes de estímulo han producido el crecimiento de las nóminas de construcción en 29 estados entre marzo y abril.

"Advertimos una gradual recuperación en el empleo después de años de mengua", afirmó Simonson, el economista de la organización.

Pero California no se encuentra entre los estados que ganaron empleo, sino entre los perdedores. En un año se han esfumado aquí más de 92 mil plazas.