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  Por el libro
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16 de abril de 2010

El Vocero

Agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos y de la División de Robos a Bancos de la Policía de Puerto Rico, arrestaron el viernes en la mañana cinco individuos en varios pueblos de la Isla, pertenecientes a un grupo vinculado a un millonario esquema de fraude de tarjetas de crédito y cuentas bancarias.

Según informó el teniente Jesús Rivera, director de la División de Robos a Bancos, los arrestos se llevaron a cabo San Juan, Bayamón, Cataño y Humacao. Alegadamente, las personas se dedicaban a duplicar tarjetas de crédito de varios clientes de gasolineras, tras robar la información contenida en el magneto, para utilizar la línea de crédito de sus víctimas.

"Ellos le robaban la cinta magnética a la tarjeta de crédito. […] Luego obtenían el balance y comenzaban a realizar transacciones y compras. Cuando llegaba la factura a finales de mes, los clientes veían en su factura que habían hecho unas compras ilegalmente", especificó.

Según la fiscal federal Rosa Emilia Rodríguez, estas personas clonaban las tarjetas de crédito y gastaban altas sumas de dinero en distintos comercios. La organización buscaba accesos a clientes que tuviesen cuentas con altas cantidades de dinero.

Rivera mencionó que el caso a nivel federal fue llevado por el agente Juan Berríos del Servicio Secreto, como parte de una investigación que se realiza desde el año 2007, tras lo que se radicaron acusaciones.

El esquema también incluía la apropiación de cuentas de cheque con altos balances de dinero. En el pliego acusatorio se alega que en junio de 2007 Abelardo Torres Pérez le prometió a un representante de servicio de Doral Bank pagar por darle acceso por internet a tres cuentas de cheque con balances altos.

Una vez conseguido el acceso Torres Pérez cambió la dirección postal de las mismas, y solicitaron nuevos cheques para las tres cuentas. Así las cosas, comenzaron a emitir cheques de entre $7,000 a $9,000 y los depositaban en sus cuentas personales que abrieron utilizando información falsa. Los acusados, además utilizaron las cuentas robadas para hacer pagos electrónicos a sus hipotecas y pagar automóviles de lujos.

De ser hallados culpables por fraude bancario y conspiración, podrían enfrentar 30 años de cárcel y multas ascendentes a $1 millón.

El teniente Rivera de la División de Robos a Bancos de la Policía indicó que los arrestados fraguaron un esquema que dejó millones de dólares en pérdidas a instituciones bancarias.

"Son individuos que lograron obtener una habilidad para preparar tarjetas de débito y crédito. Lograron clonar las tarjetas y utilizarlas en diferentes mercados. Las pérdidas en las instituciones bancarias ascienden a varios millones de dólares", indicó.