21 de marzo de 2010
El Nuevo Dia
Más de 11,000 viviendas permanecen sin venderse en Puerto Rico debido a la crisis económica que afecta al sector inmobiliario, que en los dos últimos años perdió 90% de su fuerza laboral. El presidente de la Asociación de Constructores de Hogares (ACH), Hans Moll, señaló ayer a Efe que el sector inmobiliario atraviesa en la isla caribeña por una profunda crisis, consecuencia de la recesión económica que por cuarto año consecutivo golpea a Puerto Rico. Moll destacó que el sector inmobiliario local sólo podrá recuperarse si durante el próximo año se venden en Puerto Rico 10,000 viviendas, cifra que en los años inmediatos a la crisis era la media para un ejercicio en el sector. El directivo, que asumió el cargo el pasado octubre, dijo que la recesión provocó que el volumen de negocio del sector inmobiliario de viviendas cayese en los últimos años de 10,000 a $5,000 millones por ejercicio. La principal consecuencia, según Moll, son esas 11,000 viviendas actualmente a la venta que el mercado no ha podido absorber, en parte, debido a las restricciones de la banca local para la concesión de nuevos créditos hipotecarios. Moll recordó que la banca puertorriqueña tiene actualmente una deuda de $2,000 millones en concepto de préstamos hipotecarios morosos, lo que significa 40% del total de los concedidos, un lastre que condiciona el normal funcionamiento del sector inmobiliario. "Los bancos han cerrado los préstamos", sostuvo, tras señalar que en el momento actual "no hay compradores" de viviendas en la isla caribeña. Moll resaltó que otra de las graves consecuencias de la crisis del sector es la depreciación de la vivienda, que entre los años 2008 y 2009 cayó 6%. El directivo subrayó que ese hecho ha afectado en gran medida al valor total de la vivienda existente en Puerto Rico, que cuantificó en $120,000 millones. "La protección del valor de la vivienda es esencial para evitar la pérdida de riqueza", dijo, después de asegurar que el Gobierno ha tomado algunas medidas adecuadas -aunque no suficientes, en su opinión- para afrontar la crisis del sector. Moll destacó que durante 2009 se vendieron solamente 5,000 viviendas, mientras que la necesidad de la población puertorriqueña se sitúa anualmente en 20,000 nuevos hogares. Moll sostuvo que la principal consecuencia de la caída de las ventas ha sido el aumento de lo que denominó como "sector informal", que según sus cálculos supone cerca del cincuenta por ciento de toda la vivienda existente en Puerto Rico. El "sector informal", según Moll, incluye infravivienda -lo que en otros países de América Latina de conoce como villas miseria, favelas en Brasil-, construcciones edificadas sin ningún tipo de permiso oficial y un tercer tipo que cuenta con autorización pero que carece de los adecuados servicios urbanos. Moll insistió en la gravedad de que cerca de la mitad de las viviendas de la isla estén incluidas en esos tres apartados, lo que según su opinión responde, en parte, a la imposibilidad de muchos puertorriqueños de acceder a viviendas con las adecuadas autorizaciones. El presidente de la ACH dijo que otro de los problemas que afronta el sector en el país es el elevado coste que supone actualmente en Puerto Rico construir una vivienda. Denunció que cerca de 20% del coste de producir una vivienda en la isla se destina a gastos gubernamentales como son los impuestos de las agencias, arbitrios municipales y otros tributos estatales.