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  Por el libro
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12 de marzo de 2010

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WASHINGTON (AP) - Los reguladores federales sobre la seguridad automotriz podrían buscar una mayor autoridad para investigar defectos en los vehículos, y analizan una serie de nuevos requisitos, luego de que Toyota debió retirar del mercado más de ocho millones de autos y camionetas para repararles problemas con el freno y el acelerador.

David Strickland, jefe de la Agencia Nacional de Seguridad del Tránsito en Autopistas, dijo el jueves que la dependencia analizará cuidadosamente el poder que tiene para fijar estándares de seguridad a las fabricantes de vehículos. La autoridad actual, adquirida en las décadas de 1960 y 1970, podría no ser suficiente para supervisar la tecnología usada en los vehículos modernos, señaló.

Pero un legislador en una audiencia de la Cámara de Representantes dijo que los problemas de la agencia parecen tener más relación con la "ineptitud" y la falta de dinero que con los poderes insuficientes. El representante demócrata John Dingell dijo que la respuesta de la agencia a los problemas de Toyota fue lenta, luego de "años de estancamiento en la financiación".

Strickland dijo al panel que se desconoce si la agencia puede regular "de un modo que permita a la industria automotriz construir y vender productos seguros que el consumidor quiera conducir".

El gobierno podría ordenar también a los fabricantes de autos que incluyan sistemas de freno capaces de detener un vehículo aunque ésta siga acelerando. Esa innovación impediría el tipo de percances que han descrito algunos conductores de autos Toyota, cuyos vehículos aceleraron de manera súbita, dijo Strickland.

Strickland dijo que la agencia contemplará también ordenar la instalación de grabadoras de datos sobre percances, o "cajas negras" automotrices, que suelen registrar información sobre si el freno o el acelerador estaban oprimidos al momento de una colisión.

Alrededor de 60% de los vehículos cuenta ya con la tecnología. El funcionario prometió también analizar las tecnologías de encendido y apagado del motor, mediante un botón, para cerciorarse de que el auto pueda ser detenido con más facilidad durante una emergencia.

La audiencia del jueves por parte de un panel de la Comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes fue la cuarta en el Congreso sobre los problemas en los aceleradores a gas y los frenos de varios modelos producidos por Toyota. La comisión estaba enfocada en la supervisión que ejerce la agencia de seguridad en el transporte sobre la industria automotriz.

Esa supervisión ha sido objeto de críticas, por parte de legisladores que la consideran muy laxa con los fabricantes automotores.

Interrogado por los legisladores, Strickland defendió el manejo dado por su agencia a las solicitudes de devolución de Toyota y rechazó las críticas sobre una postura demasiado tolerante con la industria, al destacar que la agencia ha abierto ocho investigaciones sobre los reportes de aceleración súbita y accidental de los autos.

"No creo que Toyota sea un ejemplo que sugiera un fracaso" de la agencia, dijo Strickland. "Veo que indica que la NHTSA está haciendo su trabajo".