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  Por el libro
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8 de marzo de 2010

La Opinion

WASHINGTON/AP — Mucha gente que cree no poder digerir productos lácteos podría no tener inconveniente alguno si ingiriese una pequeña cantidad por vez, pero se sabe muy poco acerca del número de personas que tienen verdadera intolerancia a la lactosa, concluyó un panel del gobierno.

La lactosa es un azúcar que contiene la leche y la mayoría de los bebés nacen produciendo suficiente enzima lactasa en el intestino delgado como para digerirla. Pero en casi todo el mundo, la mayoría de los niveles de lactasa disminuyen a lo largo de la infancia. El nivel al que bajan dichos niveles determinan si una persona puede, por ejemplo, beber de adulto dos vasos de leche seguidos sin dolor, diarrea, gases o hinchazón.

Principalmente los europeos del norte ingieren leche sin inconveniente después de la infancia, mientras que otras poblaciones con menos leche y queso en su dieta perdieron dicha capacidad.

Independientemente de su ascendencia, el grado en que la gente puede digerir lactosa es muy variable, y no hay un número preciso de cuánta gente experimenta síntomas que significan total intolerancia a la lactosa, dijo un panel de especialistas convocados por el Instituto Nacional de Salud. "Hay muchos huecos en el conocimiento", dijo el doctor Frederick Suchy.

Estudios indican que la gente que cree tener intolerancia a la lactosa, realmente puede digerir el azúcar, y el panel se preocupó de que los que evitan completamente los productos lácteos pierden una fuente importante de calcio y vitamina D, nutrientes importantes para la salud ósea.