24 de febrero de 2010
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WASHINGTON (AP) - El retiro masivo de los populares automóviles y camionetas de Toyota no resolvería "totalmente" los problemas atemorizantes de una aceleración repentina e involuntaria, reconoció el martes el jefe de ventas de la compañía en Estados Unidos, un día antes de que el presidente japonés de la compañía enfrente a los legisladores estadounidenses. Los miembros de la Cámara de Representantes escucharon en silencio el testimonio de una mujer, que narró entre sollozos la forma en que su auto aceleró inexplicablemente a 160 kilómetros por hora (100 mph). Luego, los legisladores presionaron a James Lentz, presidente de Toyota Motor Sales USA Inc., para que refiriera los esfuerzos de la compañía a fin de encontrar y reparar los problemas con el acelerador. Varios legisladores consideraron que esos esfuerzos fueron tardíos y limitados. Lentz se disculpó en varias ocasiones por los defectos en la seguridad que llevaron a sacar del mercado unos 8,5 millones de autos y furgonetas de Toyota, y reconoció que los cambios que realiza la compañía probablemente no representan el final de esta historia. La aclaración de las dudas persistentes es de vital importancia para millones de propietarios más de vehículos Toyota, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Esos consumidores han seguido conduciendo pese a las graves preocupaciones sobre los autos. Las ventas de Toyota han recibido un duro golpe y un pequeño ejército de distribuidores se presentó el martes en la sede del Legislativo, argumentando que las audiencias de esta semana están criticando injusta y selectivamente a la compañía japonesa. "Permanecemos vigilantes y seguimos buscando causas potenciales", dijo Lentz ante la Comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes. Esa búsqueda debe continuar, dijeron varios legisladores, quienes cuestionaron abiertamente las afirmaciones insistentes de Toyota en el sentido de que los problemas son mecánicos y no se vinculan con la sofisticada electrónica de los vehículos. Sin una investigación más vigorosa sobre la posibilidad de que estén involucrados problemas electrónicos, la investigación de Toyota "es un engaño", sentenció el representante Joe Barton. El gobierno estadounidense está insistiendo en el asunto de una posible falla electrónica, dijo el secretario del Transporte, Ray LaHood, ante el panel. "Vamos a llegar a la raíz de esto", y a dar respuestas, señaló. LaHood añadió que el retiro de vehículos fue importante, pero "no es la respuesta a todas las preguntas". La comparecencia de Lentz dejó listo el escenario para que el presidente de Toyota, Akio Toyoda, el nieto del fundador de la compañía, se disculpe personalmente el miércoles. Toyoda aceptará "toda la responsabilidad" por los pasos lentos que antecedieron el retiro, de acuerdo con un testimonio difundido por adelantado. Ofrecerá además sus condolencias por la muerte de cuatro miembros de una familia en San Diego, debido al choque de su Toyota, a finales de agosto. "Haré todo lo que pueda para asegurar que dicha tragedia no vuelva a suceder", dijo Toyoda en su declaración preparada para la audiencia del miércoles ante la Comisión de Supervisión Gubernamental de la Cámara de Representantes. "Mi nombre figura en cada vehículo. Tienen mi compromiso personal de que Toyota trabajará con denuedo y sin descanso para restaurar la confianza de nuestros clientes", prometió Toyoda. "Con toda franqueza, temo que el ritmo con el que hemos crecido pudo haber sido demasiado rápido", y llevó a los defectos de seguridad que derivaron en el retiro de autos. Como parte de las audiencias, una mujer presa del llanto narró cómo se vio imposibilitada para detener su automóvil de alta gama modelo Lexus por una aparente falla del acelerador, antes de lograr apagar el auto y detenerlo sin chocar. Rhonda Smith, cuyo Toyota Lexus se aceleró súbitamente a 160 kph (100 mph) cuando intentó frenar colocando la palanca de cambios en neutral, intentando encajar la marcha atrás y activando el freno de mano, gritó "!qué vergüenza!" en la misma audiencia legislativa. Agregó una segunda vez "!y vergüenza la de ustedes!" en referencia a los reguladores de seguridad en carreteras. La mujer describió la pesadilla de viaje que realizó en octubre de 2006, que tildó de "una experiencia cercana a la muerte". Conteniendo las lágrimas, Smith dijo a la comisión que "recé a Dios para que me ayudara". "Tras seis millas (10 kilómetros), Dios intervino" y el coche perdió velocidad, agregó. Dijo que pasó mucho tiempo antes de que Toyota respondiera a sus quejas.