22 de febrero de 2010
El Nuevo Dia
Un rótulo con letras brillantes anuncia el negocio de Steven, especialista en diseño de cabello y de maquillaje: "Se hacen cortes, tintes y blowers". Steven atiende una extensa clientela y todos conocen sus dos reglas medulares: llegar a tiempo a su cita y pagar en efectivo o con un cheque en "cash". No tiene máquinas para deslizar tarjetas de crédito o de débito. De esa forma, no hay registro de cuál es el monto real de las ganancias del negocio. "Cuando llegó el IVU me registré como un negocio que genera menos de $50,000 al año por lo que no tengo que cobrar IVU y rindo por lo que considero justo", dijo el estilista, quien pidió anonimato. A una práctica similar se han unido otros comercios, incluidos gasolineras y consultorios médicos, que sólo aceptan pagos en efectivo. A veces aducen problemas momentáneos con los sistemas computarizados de crédito o débito. Según Steven, así "minimizan" las ganancias que reportan a Hacienda. El matrimonio de Marcos y Carmen, nombres ficticios, también tiene su forma de evasión. Anualmente rinden planilla, pero no reportan el dinero que Marta recibe por la venta de prendas de fantasía, carteras, ropa y productos de belleza en su centro de trabajo. Para Marta es algo muy común motivado, en parte, por el malestar ciudadano ante el supuesto trato desigual de Hacienda con los contribuyentes. "Tuvimos que buscarnos unos chavitos por debajo de la mesa porque el costo de vida ha subido. Nos metieron el IVU y no nos dieron ninguna reforma contributiva. El dinero no nos daba", contó. Son muchas las formas en que ciudadanos y comerciantes evaden pagar a Hacienda. Pero la tajada jugosa de evasión está entre dueños de propiedades costosas como casas o embarcaciones de lujo, profesionales que trabajan por su cuenta como médicos y abogados, dueños de negocio y concesionarios de autos, entre otros, señalaron el ex secretario de Hacienda, Juan Flores Galarza y dos economistas. Dos galenos, un propietario de un laboratorio clínico y un ex vendedor de autos enumeraron a El Nuevo Día algunas "salidas" para dejar a Hacienda sin el dinero que le corresponde. Bajo condición de anonimato, concurrieron en que la clave está en manejar dinero en efectivo y reportar menos ganancias mediante sistemas duales de contabilidad. El documento del 2005 titulado Situación Fiscal de Puerto Rico, presenta un perfil del contribuyente y destaca que: 92% reporta ingresos menores de $50,000, sólo 15,800 reportan ingresos mayores de $100,000, de los cuales 11,000 son asalariados; entre profesionales (médicos, ingenieros, abogados, etc.) el ingreso bruto ajustado -reportado- es de $18,274. Sólo 4,700 reportaron más de $100,000. A esto se une que la ganancia promedio reportada a Hacienda por negocios es de $10,591 y sólo 437 reportaron más de $100,000. El documento, elaborado bajo la incumbencia de Flores Galarza, reveló que cerca de $4 billones de ingresos no son reportados a Hacienda, o sea, 15.2% de los ingresos. "Debe haber aumentado", comentó Flores Galarza. Según los entrevistados, en el caso -por ejemplo- de médicos, la evasión ocurre entre aquellos que sólo aceptan pago en efectivo, no aceptan planes de salud o cobran un deducible adicional al establecido por el seguro médico. Flores Galarza explicó que, entre dueños de embarcaciones, la evasión ocurre en el registro de la nave en el Departamento de Recursos Naturales. Muchos las registran como "documentadas", lo que las exime del pago de arbitrios por estar registradas en otra jurisdicción. Se supone que bajo esa clasificación sólo estarán en aguas puertorriqueñas por 6 meses. De otro modo, tendrían que inscribirlas como locales y pagar una sola vez un arbitrio de 6.6% del costo de la unidad. Otra evasión sustancial figura en la venta de autos usados, dijo un ex vendedor de un reconocido concesionario. "El gobierno no sabe en cuánto lo compraste, inflas el precio de lo que te costó para ‘minimizar las ganancias’ y la cantidad a pagar al gobierno es menos", dijo el anónimo. Estimó que así un concesionario oculta hasta un 25% de lo que ganan. Además, dio cuenta de que muchos autos se compran en efectivo, sin importar el costo. Los economistas Carlos Soto Santoni y Luis Benítez dijeron que el mismo gobierno promueve la evasión contributiva porque el sistema es "atropellante". "Al 60% de la población de Puerto Rico no le importa que bajen o suban las contribuciones porque recibe ayudas del gobierno. Los únicos que realmente tienen el peso contributivo en el País son la clase asalariada", dijo.