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  Por el libro
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19 de febrero de 2010

El Nuevo Dia

La tendencia a largo plazo es a la baja. No obstante, en lo que va de este año, se ha registrado un tímido despunte en la cantidad de vehículos hurtados en la Isla. Según estadísticas de la Policía, hasta el miércoles se había notificado el robo de 903 vehículos de motor, 50 más que el año pasado para esta misma fecha.

"Ha ido aumentando un poco en este último año y obviamente es algo que nos preocupa", expresó el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha.

No obstante, aclaró que no todos los casos que se reportan son robos reales ya que muchas veces se trata de querellas fraudulentas.

* Una mina de partes robadas

Según el jefe policial la mayor parte de los fraudes que se reportan buscan escapar del pago de la mensualidad por el vehículo o intentan cobrar algún seguro.

"Ocurre frecuentemente. Muchos, por ejemplo, reportan el vehículo robado y después lo queman para evitar pagos por el vehículo o porque quiere cobrar el seguro", dijo Figueroa Sancha.

Si el 2010 continúa en esta tendencia al aumento y llega a superar el total de hurtos de automóviles reportados en el 2009, se rompería la racha de disminución de casos que viene experimentándose desde el 2002.

Ese año, según estadísticas de la Policía, se reportaron 12,635 hurtos, casi el doble de los 6,835 que hubo en el 2009.

En el último medio siglo, el año en que se reportó la mayor cantidad de estos delitos fue el 1986 con 21,558.

Actualmente, la mayoría de los automóviles son robados en los centros comerciales durante el día, y en las zonas residenciales, durante la noche, explicó el teniente Ariel Soto Cruz, de la División de Vehículos Hurtados de la Policía. El problema se presenta con más frecuencia en las regiones policiacas de San Juan y Bayamón, de acuerdo a datos estadísticos de la Uniformada.

Según Soto Cruz, muchos de estos robos responden a organizaciones o negocios, como el impactado ayer durante un operativo en Bayamón, que se dedican a la venta de piezas usadas.

La mayoría de las pandillas o individuos que incurren en este tipo de delito trabajan por encargo de alguna persona que busca alguna pieza de un modelo de auto en específico, o al por mayor, buscando reunir la mayor cantidad de partes para venderlas a distribuidores previamente identificados que se encargan de la reventa al detalle, precisó Soto Cruz.