8 de febrero de 2010
La Opinion
Me he apuntado a un gimnasio y comienzo esta misma semana. Acabo de abrir una cuenta en una red social en Internet y me mantendré en contacto con mis familiares y amigos. ¡Se acabaron los días en que comía mal, dormía poco y fumaba mucho!. ¿Alguna vez ha expresado o escuchado frases como éstas, proferidas en un momento de euforia inicial?. Seguramente. ¿En alguna ocasión ha comprobado cómo los buenos deseos e intenciones de los primeros momentos fueron dando paso a la desgana y el abandono del proyecto?. También es muy probable. "Abandonar lo que se empieza, en lugar de perseverar en ello, es uno de los errores de comportamiento que con mayor frecuencia sabotean nuestra prosperidad y progreso en la vida, señala el psicólogo Antonio de la Torre, director del centro de orientación y acompañamiento psicológico "Terapia Humanista", en Málaga (Sur de España). "Así –señala-, se entra inadvertidamente en un círculo vicioso, porque la natural frustración y tristeza que producen abandonar algo por lo que se apostaba psicológicamente con intensidad, se oculta o tapa sistemáticamente con el comienzo de una nueva actividad o propósito cargado de adrenalina y expectativas". ¿QUé HACER? Para que la llama inicial no se vaya extinguiendo poco a poco, debido a la inercia y la inconstancia, y emprender con éxito nuevas acciones e incluso dar un "giro" a nuestra vida, lo primero es definir bien cuál es el objetivo. "Conviene tener clara la meta que se quiere alcanzar: "dejar de fumar, perder peso, ahorrar...", matiza el especialista. Según el experto, hay que perseguir un solo objetivo cada vez, porque "si uno se plantea lograr muchas cosas importantes, todas al mismo tiempo, es muy probable que no las consiga, y se quede con la sensación de que es imposible cambiar". METAS REALISTAS Además, hay que establecer metas que se puedan conseguir, dado que "a veces nos planteamos objetivos poco realistas o que son inalcanzables". Para no desanimarse, cada persona debe analizar sus puntos fuertes y débiles, y ser consciente de sus capacidades y limitaciones. También hay que fijar plazos razonables para conseguir las metas, porque "ponerse márgenes de tiempo realistas para lograr algo ayuda a conseguirlo y reduce la frustración". Una de las claves para empezar algo y terminarlo, sin perder el ánimo en el camino, consiste en prestar atención a las consecuencias inmediatas y a largo plazo. TENER PACIENCIA Y NO RENDIRSE "No hay que darle continuas vueltas a los inconvenientes inmediatos que tiene el hecho de ponerte en marcha, sino al efecto positivo que tendrá la consecución de tu propósito dentro de unos meses y más adelante", aconseja el experto. Para De la Torre, no hay que intentar suprimir el deseo o la desgana, que son algo natural. "Si uno se pone a dieta, puede que sienta hambre, si decide dejar el cigarrillo, sentirá ganas de encender unos, si se apunta a clases de yoga o baile, habrá días en que no le apetezca ir", recuerda. El objetivo no consiste ni en eliminar los deseos ni en sentirse siempre con ganas de hacer algo, sino llevar a cabo conductas concretas aceptando sus consecuencias desagradables. Pero sobre todo hay que intentar perseverar, tener paciencia y no rendirse.