8 de febrero de 2010
La Opinion
TOKIO, Japón.— Toyota es la empresa japonesa más reciente en caer en desgracia, manchando la estelar reputación del país en cuanto a control de calidad y sumándose a la cada vez más larga lista de corporaciones niponas en problemas. La noticia de que la poderosa automotriz tuvo que retirar del mercado cantidades masivas de vehículos debido a aceleradores defectuosos en Estados Unidos ocurrió días después de que la aerolínea Japan Airlines se declarara en quiebra, hundida en deudas de millones de dólares. Sony ha perdido ya su liderazgo en el sector tecnológico frente a gigantes como Apple Inc. y ha sufrido sus propios problemas con la calidad de sus productos. Honda, la segunda automotriz más grande de Japón, está retirando 646,000 vehículos del mercado mundial debido a un interruptor de ventanas defectuoso. La fama japonesa en control de calidad ha quedado fuertemente golpeada por estos incidentes en un momento en que China se convierte en la segunda economía mundial y las empresas surcoreanas compiten de forma cada vez más agresiva. ¿Qué le ha ocurrido a Japón, un gigante económico que resucitó de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial? Los problemas a los que se enfrentan Toyota, Sony o Japan Airlines son distintos, pero los expertos aseguran que tienen puntos en común: Los peligros de la expansión global, tendencia a pertenecer al ‘status quo’ y una mentalidad arrogante de ser demasiado importante como para fracasar. "La arrogancia y cierta autocomplacencia jugaron un papel en todo esto, generadas por la idea de que ser el número uno en calidad no era algo que estaba en riesgo", dijo Kirby Daley, de Newedge Group, un servicio financiero en Hong Kong.La crisis financiera global ayudó a exponer fallos, dijo. "No había dónde esconderse", aseguró. Además, la competencia de Corea del Sur, China y otros países asiáticos es intensa. "Pueden ofrecer productos tan buenos como los japoneses a precios mucho más bajos, mientras la calidad de los productos japoneses se ha reducido", dijo Shinichi Ichikawa, del banco de inversiones Credit Suisse. Algunos nuevos rivales asiáticos, particularmente del campo de la electrónica, aprendieron sus técnicas con operaciones japonesas establecidas en la región. Toyota, Sony y otras empresas japonesas se arriesgaron a perder en calidad al recortar costes para mantenerse competitivas, a medida que aumentaba la demanda e intentaban lograr objetivos a cada vez más larga escala, dicen los analistas. Toyota asumió la costumbre de usar la misma pieza en la producción de todo tipo de modelos de vehículos: ahorrando grandes cantidades de dinero, pero exponiéndose al riesgo de que un defecto diminuto provocara un desastre enorme para la compañía. La empresa ha tenido que retirar más de siete millones de vehículos en Estados Unidos, Europa y China por problemas con sus aceleradores, y suspendió las ventas estadounidenses y la producción de ocho modelos, incluido el Camry, el sedán más vendido en Estados Unidos. Ahora asoman los mismo problemas en los modelos híbridos del Prius y el Lexus.