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  Por el libro
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28 de enero de 2010

El Nuevo Herald

Scott Rothstein, el organizador del esquema Ponzi que afronta hasta cien años de prisión, tratará de ayudar a las autoridades a encausar a otros que lucraron de su masivo fraude con la esperanza de disminuir su condena.

Rothstein será sentenciado el 6 de mayo, tras su declaración de culpabilidad el miércoles en una corte federal de Fort Lauderdale por cinco cargos de extorsionismo, fraude y lavado de dinero.

Se espera que el juez federal de Distrito James Cohn sea extremadamente duro con Rothstein, de 47 años, posiblemente imponiéndole el equivalente de una cadena perpetua por haber dirigido el mayor fraude inversionista en la historia del sur de la Florida.

Pero Rothstein, expulsado del Colegio de Abogados, pudiera tratar de reducir su condena a los 20-30 años, si juega un papel importante en la investigación federal de otros de su quebrado bufete de Fort Lauderdale que, según los fiscales, pudieran haberse beneficiado de su esquema Ponzi de $1,200 millones.

``Es obvio que espere no pasar el resto de su vida en la cárcel', dijo su abogado Marc Nurik, tras la audiencia.

He aquí como Rothstein pudiera conseguir una reducción de sentencia: a principios de noviembre regresó de un viaje a Marruecos poco antes de que estallara el escándalo y explicó los detalles de su delito a las autoridades federales.

También nombró a otros implicados en la confabulación del fraude, según fuentes familiarizadas con la investigación. Por último, señaló cientos de casas, carros, joyas, relojes, negocios, cuentas bancarias y otros activos personales comprados con el dinero robado. Su valor era de $80 millones.

Toda esa ayuda pudiera restar años de la condena de Rothstein, según observadores legales.

El miércoles, Rothstein estaba con un overol de prisión y grilletes en las muñecas y tobillos, un fuerte contraste con su imagen de rico y elegante abogado que frecuentaba políticos poderosos (Charlie Crist), ricos inversores (George Levin) y atletas caritativos (Dan Marino).

Admitió ante el juez federal Cohn que había organizado un fraude inversionista y otros durante cinco años. Terminó destruyendo su bufete de Fort Lauderdale, perjudicando organizaciones caritativas, ensuciando políticos y vaciando las cuentas bancarias de sus inversores y clientes.

Rothstein, con aspecto pálido y gris, no le habló al tribunal sino para responder sí o no a las preguntas del juez. Dijo estar tomando medicamentos para su colesterol, presión arterial y ansiedad. Los delitos de Rothstein se han comparado con el mayor de los estafadores Ponzi, Bernard Madoff, convicto el año pasado de dirigir un fraude de $65,000 millones y condenado a 150 años.

Tras la audiencia, Kim, la esposa de Rothstein, habló por primera vez sobre el escándalo a los medios de comunicación.

``Hoy es el día más triste de mi vida', leyó una declaración preparada en las afueras del tribunal. ``Hace dos años, cuando me casé con el hombre más dulce que había conocido, nunca hubiera creído que nuestro futuro juntos pudiera llegar a esto'.

``A cualquiera que crea que me he enriquecido con las actividades de Scott', añadió, ``puedo asegurarles que es todo lo contrario, pero eso es como debe de ser. Aunque su debacle me ha dejado aislada y erróneamente criticada, no estoy aquí para exhibir mi pesar'.

Cuando la esposa de Rothstein escapaba de los periodistas tratando de llegar a su Cadillac Escalade blanco, su guardaespaldas, el antiguo policía de Plantation Joe Alu, tuvo un encuentro a golpes con un reportero de televisión que se había acercado demasiado a su grupo.

Antes del incidente, el fiscal federal Jeffrey Sloman dejó en claro que había otros sospechosos que pudieran ser arrestados en las próximas semanas y meses.

``Este es el primer paso para terminar con este esquema Ponzi de $1,200 millones', dijo Sloman. ``Estén seguros de que no hemos terminado y de que pensamos seguir todas las pistas que puedan llevar a la justicia a los que ayudaron a realizarlo'.

Kim Rothstein dijo no estar entre los que van a ser investigados como potenciales cómplices de la estafa de su esposo.

``Aunque no he cometido ningún crimen, el tribunal de la opinión pública ha decidido creer otra cosa', dijo.

``No me están investigando'.