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  Por el libro
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12 de enero de 2010

Consumer.es

La adopción de pautas en el uso de programas, periféricos y en la conectividad inalámbrica puede alargar la autonomía de cualquier dispositivo portátil

Tecnología y movilidad son dos palabras enlazadas. A medida que el teléfono móvil tiende a ser menos teléfono y más ordenador, los ordenadores, sin llegar a ser teléfonos, se hacen cada vez más de bolsillo y se pueden llevar encima con más comodidad. Uno y otro tienden hacia la conversión en un único dispositivo que atesora como virtud principal la portabilidad. No obstante, se mantienen algunas limitaciones, con la autonomía de los aparatos como principal escollo. La energía de los dispositivos se almacena en las baterías, o pilas, ya sean para teléfonos, ordenadores, videoconsolas, cámaras de fotos o vídeo. Se cargan por medio de un cable, por lo que se necesitará tener una fuente de energía cerca cuando la batería se agote. Es decir, en mayor o menor medida, la portabilidad está condicionada al número de enchufes que rodeen al usuario. Pero esta dependencia se puede mitigar. Quienes deseen alargar la vida de las baterías y evitar la ansiedad que ocasiona ver el aviso de "batería baja" y no encontrar la conexión a la red eléctrica pueden recurrir a sencillos trucos para optimizar el consumo.

Cuidado con las pantallas

En los teléfonos móviles, donde la batería puede tener una duración inferior a 48 horas si el uso es intensivo, una buena actitud previa a la compra es reflexionar sobre si se quiere un aparato con pantalla táctil. Los motivos son varios: por su interacción continua con el usuario, la pantalla deberá permanecer mucho tiempo activada. Se trata de una de las partes con mayor consumo energético en cualquier dispositivo por lo que, mientras se mantiene encendida, el consumo se dispara, ya que además de necesitar iluminación, mostrar imágenes y dibujos requiere un notable esfuerzo energético.

Además, es muy fácil que al mínimo roce con un objeto en el bolsillo, la pantalla se active y a cada golpecito se ejecuten las más variadas funciones de manera involuntaria. El resultado es un alto gasto, y esto sucede incluso con sistemas de bloqueo activados. Es conveniente no usar fondos de pantalla con fotografías; si se hace, que sean en blanco y negro.

En los ordenadores portátiles sucede lo mismo: cuando se activan, las pantallas consumen mucha energía. Conviene, pues, regular su brillo: si se trabaja desenchufado hay que bajar el brillo al mínimo visible con las teclas preceptivas de cada modelo. También es útil reducir la resolución. Igual que en los móviles, conviene evitar las imágenes de fondo de escritorio, y más si se trata de fotografías en color. Sólo con estas medidas se puede añadir hasta un 30 % más de autonomía.

Vigilar el wifi

Otro factor de alto consumo es la conectividad inalámbrica de los aparatos. Por esta razón, conviene que el modo Bluetooth esté apagado siempre que no se use. En el caso de los móviles, si es posible, no está de más recurrir al "modo vuelo" cuando se desea no ser molestado. Esta opción anula la emisión de señal y evita el tener que apagar y encender el aparato. La acción de encendido, sobre todo en los teléfonos 3G, siempre supone un alto gasto porque se activan al mismo tiempo numerosas aplicaciones de modo automático.

En este tipo de teléfonos, que tienen conexión a Internet y pueden ejecutar muchos programas, también es bueno tener desactivadas aquellas aplicaciones que no se utilicen, ya que aún en estado de reposo consumen energía. Si el nivel de carga de la batería es muy baja, es mejor usar, si se tiene, el cliente de mensajería instantánea para comunicarse en lugar de los SMS o las llamadas de voz.

En el caso de los ordenadores, cuando se trabaja desenchufado lo adecuado es limitar el wifi a la estricta necesidad. Si no se utiliza, mejor tenerlo apagado, ya que junto con la pantalla, es un gran factor de consumo. También es mejor para un consumo más ajustado que los puertos USB estén libres de periféricos, ya que en conexión presentan un alto consumo. En otras palabras: nada de ratones y teclados externos, y mucho menos lectores de tarjetas, DVD o CD.

Si se navega y no se puede acceder a Internet mediante cable, hay que evitar en la medida de lo posible las páginas con imágenes, vídeos y publicidades: interpretar formas gráficas es un gran gasto energético. Lo mejor es navegar por las versiones accesibles de los sitios web, ya que sólo muestran texto. Hay una serie de programas y extensiones para los navegadores que bloquean las ventanas emergentes, eliminan las publicidades y evitan los vídeos de las páginas: usarlos supone un gran ahorro.

Mimar la batería del ordenador

Muchos usuarios de ordenador no le prestan atención, pero un buen cuidado de la batería es fundamental para que mantenga unas tasas de autonomía elevadas. Un cuidado deficiente puede reducir su capacidad a la mitad en menos de seis meses. Al inicio de su uso conviene cargar y descargar completamente la batería; es decir, trabajar hasta que se agote y luego cargarla al 100%, tanto en ordenadores como en portátiles. De este modo se acomoda a cargar el máximo de energía. Una medida muy importante es guardar las pilas en sitios frescos, a poder ser en la nevera, ya que el calor propicia en su interior reacciones químicas que alteran su capacidad. Cuanto más calor tenga una batería, más pronto degenerará, por lo que tampoco conviene dejarla puesta en el ordenador una vez se ha recargado si se piensa trabajar con enchufe: el procesador genera una gran cantidad de calor. Por otro lado, es importante mantener limpios los conectores metálicos que poseen, ya que así se evitan resistencias innecesarias en el flujo de energía que calientan las pilas y empeoran su capacidad.