28 de diciembre de 2009
La Opinion
WASHINGTON, D.C.— El Gobierno de Estados Unidos extremó ayer la seguridad en los aeropuertos del país y anunció que revisará su política de listas de sospechosos de terrorismo y los sistemas de detección de los aeropuertos tras el atentado fallido contra un avión el pasado viernes. Umar Farouk Abdulmutallab, el joven nigeriano de 23 años que intentó detonar un explosivo que llevaba adherido al cuerpo en un avión de Northwest, estaba en una lista de vigilancia "genérica" de terroristas, que incluye más de medio millón de nombres. Sin embargo, Abdulmutallab nunca fue incluido en la lista de pasajeros a los que se prohíbe volar ni fue elegido para ser sometido a un escrutinio más riguroso, reconoció ayer la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Janet Napolitano. Para que eso fuese posible, indicó Napolitano, hubiera sido necesario tener información "específica y creíble". "No teníamos el tipo de información que hubiera permitido elevarlo a la otra categoría, según las actuales normas", afirmó en declaraciones a los medios la secretaria de Seguridad Nacional, quien aseguró que el Gobierno estudia cambiar esas reglas. El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo ayer, en ese sentido, que el Gobierno analiza "cómo revisar los procedimientos de las listas de vigilancia". Gibbs indicó, en declaraciones a la cadena de televisión ABC, que el objetivo es evitar que se produzcan "atascos burocráticos" que impidan que la información sobre sospechosos alcance con la rapidez debida "los niveles más altos de seguridad en el Gobierno". El padre de Abdulmutallab advirtió a funcionarios estadounidenses en Nigeria que estaba preocupado con el creciente extremismo religioso de su hijo, lo que no fue suficiente para poner en máxima alerta a las autoridades estadounidenses. Abdulmutallab portaba adherido al cuerpo un artefacto explosivo con PETN (tetranitrato de pentaeritritol), un compuesto relacionado con la nitro-glicerina utilizado por el Ejército. Algunos pasajeros, con ayuda de la tripulación, se abalanzaron sobre el sospechoso y lo redujeron. Abdulmutallab acabó maniatado en un asiento de la primera fila hasta que el vuelo, con 278 pasajeros, tomó tierra en Detroit. Gibbs afirmó ayer que el Gobierno de EEUU también investiga los sistemas de detección para ver cómo Abdulmutallab pudo portar materiales explosivos en el vuelo de Northwest procedente de Amsterdam rumbo a Detroit (Michigan, EEUU). Fuentes consultadas por la cadena de televisión ABC sostienen que probablemente el explosivo que llevaba Abdulmutallab no estalló porque el detonador era demasiado pequeño o no estaba "debidamente conectado" con el material explosivo. El explosivo, según las citadas fuentes, estaba compuesto por un paquete de unos 15 centímetros y una jeringuilla con un líquido. Ambos estaban cosidos a la ropa interior del joven nigeriano con el fin de que estuviesen cerca de sus testículos, lo que dificulta la detección, según el relato de Abdulmutallab a las autoridades. Los investigadores analizan la composición del polvo y el líquido utilizados durante la presunta trama terrorista. Abdulmutallab sufrió quemaduras de segundo grado en sus genitales. EEUU también trata de determinar si el joven actuó en solitario o en coordinación con la red terrorista Al Qaeda. Napolitano afirmó ayer que hay una investigación en marcha, pero insistió en que es demasiado pronto para sacar conclusiones y resultaría "inapropiado" especular al respecto. "Dejaremos que el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) y el sistema de justicia hagan su trabajo", afirmó la alta funcionaria estadounidense. Abdulmutallab dijo a investigadores consultados por la cadena de televisión ABC que recibió entrenamiento de Al Qaeda en Yemen para el que se esperaba fuese un atentado suicida en EE.UU. el día de Navidad.