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  Por el libro
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18 de noviembre de 2009

La Opinion

WASHINGTON, D.C.— Iván San Juan, de 38 años, detesta los lunes, pero curiosamente no por las mismas razones que el resto de las personas. Este día se resume para él en una sola palabra: incertidumbre. Es un recuerdo semanal de una realidad que lleva viviendo por más de un año: el desempleo.

Sin embargo, junto a la disminución de sus expectativas de encontrar un trabajo en el corto plazo, hay otras aspiraciones que este administrador de empresas también ha reducido: sus metas en cuanto a sueldo y beneficios.

"En las diferentes ofertas de trabajo, que finalmente no se han concretado, me han ofrecido menos ingresos. La última que recibí era un 30% menos que mi antiguo salario. Otras han fluctuado entre 5 mil a 10 mil dólares menos", explica, a pesar de tener un MBA en una universidad estadounidense.

"En cuanto a los beneficios también hay cambios. Por ejemplo, te ofrecían cobertura de salud desde el día 1, pero tenías que pagar un 10% de la prima mensual del seguro. En mi trabajo anterior, no te cubrían hasta el día 91, pero no pagabas nada. Los recortes en beneficios pueden pasar de cubrir 50-60% al dependiente a 0%, mucho mas radicales que al empleado", asegura.

San Juan no es el único hispano en esta situación, sobre todo considerando que en octubre el desempleo para los latinos llegó a 13.1%, un récord que no se alcanzaba desde hace 26 años. Sin embargo, cuando se buscan cifras que hablen de las situación de los hispanos que están retornando al mercado laboral, la falta de datos concretos hace difícil describir la situación exacta en la que se encuentra este grupo.

"Existe una ausencia de información en esta área. Si están experimentando cambios en sus salarios y beneficios una vez que reingresan al mercado laboral… eso aún no se está evidenciando en los números. Sin un seguimiento específico a un grupo de personas a través de un estudio, es difícil determinar lo que está ocurriendo", explica Rakesh Kochhar, director asociado de investigación del Pew Hispanic Center.

Si se observan las cifras sobre empleo y salarios de los hispanos en general, el promedio de ingresos mensuales declinó en 20 dólares o 3.7% para los que estaban empleados a tiempo completo, entre el segundo y tercer trimestre de 2009, llegando a 527 dólares, de acuerdo con el reporte elaborado por el Hispanic Economic Outlook Commitee.

Además, de este otro cambio significativo en el mercado laboral hispano han sido las horas de trabajo. "Este grupo ha tenido un cambio desproporcionado desde trabajos de medio tiempo a horario completo. Por ejemplo, entre el tercer trimestre de 2008 y 2009 la razón entre ambos para trabajadores hispanos se incrementó de un 17% a un 22.5%. Para los trabajadores en general la razón fue de 20.3% a 23.5%", explica la profesora Marie Mora, presidenta de la Asociación Americana de Economista Hispanos y profesora de la Universidad de Texas.

Por otra parte, los sindicatos están evidentemente alarmados, no sólo con la situación que están viviendo los hispanos sino el público en general. Sin embargo, en tiempos de recesión es difícil, sino imposible, evitar despidos y descensos en las condiciones de los trabajadores.

De hecho, ayer la AFL-CIO se unió con grupos hispanos como el Consejo Nacional de La Raza (NCLR), para pedir una mayor asistencia por parte del gobierno, ya que quieren aumentar el gasto en escuelas y obras públicas para apalear los despidos.

Consultado por La Opinión, un vocero del Departamento del Trabajo aseguró que "mientras todos los grupos han experimentado las consecuencias del desempleo, algunos ha experimentado más los efectos que otros".

"Cuando la oferta de trabajo es baja y el desempleo es elevado, algunos trabajadores tienen que aceptar trabajos que no toman una completa ventaja de sus habilidades, educación y experiencias. Cuando nuestra economía emerja de la recesión y el crecimiento del empleo vuelva, veremos un cambio en estos trabajos hacia empleos que se ajusten mejor al trabajador".

No obstante, mientras esto ocurre, hispanos como San Juan tendrán que continuar adaptándose a esta nueva realidad, por lo menos durante 2010, si se considera que las predicciones de los economistas no auguran una recuperación rápida del mercado laboral durante el próximo año.