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  Por el libro
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16 de noviembre de 2009

La Opinion

En 1999 Miguel Esquivel llegó a Los ángeles en busca del llamado "sueño americano". Para ello, al poco tiempo se compró un flamante Mustang del año. Le iba bien en la chamba como administrador de una tienda de productos electrónicos, por lo que después de hacerse ciudadano estadounidense, hace tres años, estaba pensando en comprar una casa.

"Qué bueno que no lo hice, porque si la hubiera comprado me estaría yendo más de la chin...", cuenta este originario de Guadalajara, México, quien recientemente cumplió los 35 años de edad.

Y es que Miguel perdió su trabajo y el sueldazo que tenía se ha reducido drásticamente al de un despachador de hamburguesas.

"Es el único trabajo que he encontrado desde hace seis meses que me recortaron. ¡Imagínate!, con este sueldo no hubiera podido pagar la casa, y la verdad que he tenido que dejar muchos lujos, ya al cine casi ni voy, busco ahorrar lo más que se pueda", comenta.

El caso de Miguel es un ejemplo de lo que economistas y sociólogos están pronosticando como lo que probablemente sea un nuevo modelo de estadounidense más cauteloso en sus compras y más ahorrativo.

Ante los primeros indicios de una recuperación económica y una vez que pase la recesión, según los economistas, los consumidores están y estarán definiendo sus prioridades económicas.

"Es especulativo, pero podemos mirar lo que cambió en la Gran Depresión, donde hubo un aumento de ansiedad y un comportamiento de ahorrar más y consumir menos", menciona Chris Tilly, director del Instituto para Investigaciones de Trabajo y Empleo de UCLA. "Creo que habrá movimiento en esa misma dirección".

Para este economista, es necesario que el gobierno tome acciones encaminadas a la regulación del sistema financiero, como se hizo en los años 30 para el impulso del ahorro y la creación de instituciones para ayudar a la compra de vivienda.

Como profesor de mercadotecnia de la Universidad del Sur de California (USC), Lars Perner dice que la actual recesión va a cambiar la forma en que mucha gente irá de compras.

"La gente va a ser más cautelosa, buscará más las ofertas, tratará de ahorrar lo más que pueda, porque mucha gente que tiene deudas con las tarjetas de crédito ya aprendió la lección", explica este experto en comportamientos del consumidor.

La doctora Gabriela Corá, presidenta del Executive Health and Wealth Institute, en Miami, coincide en que el consumidor será más prudente en sus compras, pero que esas limitaciones crearán un sentimiento de culpa entre los padres que tenían muy consentidos a sus hijos.

"Muchos adolescentes han crecido en una afluencia [económica] en la cual sus padres no estaban cuando estaban creciendo, y parte de lo que está ocurriendo en esta generación de padres es que hay un poco de sentido de culpa de no poder ir proveyendo de estos bienes materiales a sus hijos como lo habían estado haciendo. Ese sentido de culpa podría presentarse después de la recesión", comentó.

Ante las carencias y limitaciones que tendrán muchas familias, dice Corá, habrá cambios culturales y de comportamientos familiares.

"Va a ser interesante ver cuáles son las familias que van a dedicar a pasar más tiempo de calidad juntas, ahí va a ser muy interesante lo que va a pasar culturalmente", menciona. "El latino tiene más costumbre de pasar más tiempo familiar; creo que los latinos van a seguir aprovechando el tener esos momentos familiares más que las familias anglosajonas".

Experto en el comportamiento de las personas dentro de la sociedad, Guillermo Alonso Meneses opina que el cambio después de la crisis económica es no sólo para los estadounidenses, sino para todo Occidente.

"Hablando hipotéticamente, el cambio dependerá del grado de trauma con el que salgan los diferentes sectores sociales de esta crisis", reflexiona este antropólogo de El Colegio de la Frontera Norte, en Tijuana, México.

"Yo tengo un amigo en Los ángeles que su papá nunca superó lo mal que lo pasó en la crisis del 29, los que vivieron esa crisis siempre arrastraron aquel trauma", menciona. "También podemos ver otras crisis, como en Europa Occidental en la postguerra, del 45 al 55, con la reconstruccion, donde tienen patrones de ahorro y de no consumir, muy diferentes a los que no la vivieron".

Según Meneses, los patrones de conducta del nuevo consumidor estadounindense ya se están viendo en la frontera, ya que ha notado que algunas personas cruzan hacia Tijuana a comprar el mandado porque es más barato, o van de compras a los outlets de San Ysidro en vez de los malls de lujo.

"Ya no compran tan alegremente", dice. "Ese consumismo alegre no se va a recuperar tan fácil".