21 de octubre de 2009
El Nuevo Dia
Los afectados por el fraude de Nancy Hernández narran su vía crucis. La pena de seis años de cárcel impuesta a Nancy Hernández Chávez, por cometer fraude hipotecario, puso fin al proceso criminal en su contra, pero no alivia el dilema de 13 familias que, por su engaño, tienen dos hipotecas sobre sus hombros y, en algunos casos, ya enfrentan el proceso legal que los podría despojar del techo que tanto trabajo les dio adquirir. "Todo el mundo se está haciendo de la vista larga, porque es un problema tan complicado que nadie lo quiere atender", dice con pesar John Rice. Hace dos años, Rice compró una residencia en Guaynabo por $335,000 a través de NYMB. Aportó $80,000 en efectivo como pronto pago y decidió hacerle mejoras a la propiedad ascendentes a $50,000. Hoy, el inmueble tiene dos órdenes de ejecución, la primera por el préstamo que la dueña anterior de la casa tenía con Doral Bank (el que NYMB nunca saldó) y la segunda, por el préstamo hipotecario de Rice y que, posteriormente, fue vendido a Banco Santander. "Tengo la casa alquilada con opción a compra y la estoy dando por $330,000 porque quiero salir de esto", subraya el hombre mientras agrega que ha "hecho miles de acercamientos", incluido el síndico de quiebras que administra los bienes de la extinta hipotecaria, y todos sus esfuerzos han resultado en vano. Lo que le molesta a Rice es que, además del asedio de los cobradores, las cartas amenazantes de abogados y las cartas de ejecución, la sentencia de Hernández Chávez deja en la impunidad a decenas de personas que no hicieron su trabajo. "Tanto NYMB como el abogado que firmó (la escritura) como Santander son culpables, porque no verificaron que se hubiera cancelado (la hipoteca)", denuncia. "Esa señora (Hernández Chávez) está presa, pero a la hija la dejaron ir y era tan culpable como (Nancy)", agrega el consumidor, quien simplemente ha optado por dejar la situación en manos de un abogado "para no volverse loco". "Esto se ha quedado en el aire", dice por su parte Luz Delia Rivera. "¿Y los que están afectados, muy bien, gracias?", señala la mujer haciendo referencia a la condena de la banquera. ‘Angustia que nos tiene locos’ Doña Luz Delia y su esposo, Juan Santiago, han perdido el sueño y el ánimo desde el día que conocieron que el préstamo que tenían con R&G Premier Bank y que refinanciaron a través de NYMB nunca fue saldado. "Nos vinimos a dar cuenta del fraude cuando Scotiabank le compró a NYMB, después de haberle hecho 19 pagos a Scotiabank. Ella (Hernández Chávez) le estaba pagando calladita a R&G. Nos enteramos cuando R&G le vendió (la hipoteca) a Popular", dice Santiago al recordar el día en que recibieron vía correo una nueva libreta de pago por parte de Popular. El matrimonio narra que acudieron a NYMB buscando consolidar deudas, una vez experimentaron una reducción en sus ingresos. "Es una situación que no se la deseo a nadie; sin tener culpa, por ser responsables. Refinanciamos para estar tranquilos y terminamos con una angustia encima que nos tiene locos y sin idea", relata la mujer al señalar que refinanciaron su propiedad en Santa Juanita, Bayamón, tomando un préstamo por $82,000, de los cuales $48,000 pertenecían a la primera hipoteca. Ahora, el matrimonio de 68 y 64 años, respectivamente, vive con un historial crediticio hecho trizas y con dos órdenes para ejecutar la propiedad: una emitida por Popular y la otra, por Scotiabank. Sueños rotos En tanto, Fernando Medina, otrora miembro de la Uniformada, no ve la hora en que termina su calvario. "Los nenes adolescentes nos preguntan para dónde nos vamos a mudar", relata el servidor público al señalar que, en parte, las disputas con NYMB provocaron la ruptura de su matrimonio. "Scotiabank todavía quiere que se le siga pagando cuando ellos, irresponsablemente, aun teniendo una experiencia en hipotecas, debieron asegurarse de que la cartera que estaban comprando (de NYMB) estaba cancelada", subraya. Medina y su ahora ex esposa construyeron el hogar de sus sueños en un terreno, propiedad de la mujer, ubicado en Aguadilla. Lo hicieron a través de un préstamo de construcción que posteriormente refinanciaron en NYMB. "Nos enteramos cuando fuimos a comprar un carro y aparecemos con dos hipotecas", relata el consumidor. Al constatar que el primer préstamo no había sido cancelado en el Registro de la Propiedad, Medina radicó una querella ante el Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF). "El gobierno va a tener que tomar cartas en el asunto, porque nosotros estábamos pagando bien cuando todo esto explotó. Hemos sido responsables y ahora tenemos que buscar dinero y representación legal para ir a los tribunales, cuando no podemos", agrega el hombre. Medina hace claro que fue la propia Hernández Chávez quien con sus actos "se metió en la cárcel". Pero señala que ello no trae paz a sus vidas, en especial, porque lo único que él hizo fue "confiar" en el sistema.