4 de octubre de 2009
Universidad de California
BAKERSFIELD (UC)- Al tratar de proteger a sus hijos, y darles sólo lo mejor, algunos padres les ocultan sus propias dificultades a raíz de la inestabilidad económica de la que casi nadie está saliendo ileso. Pero con ello les privan de lecciones valiosas que ofrecen los tiempos de crisis, según una especialista de Extensión Cooperativa de la Universidad de California. "Yo creo que es muy importante hablar francamente con los hijos y decirles: 'esto es lo que está ocurriendo y esto es lo que tenemos que hacer para poder sobrevivir como familia'. Si uno está pasando por dificultades económicas, los niños deben estar enterados", sostiene la asesora en asuntos del hogar Margaret Johns. Explicar a los niños por qué no se les puede comprar algo que ellos desean, o por qué dejarán de tener algo a lo que estaban acostumbrados, no sólo les permite entender mejor las tribulaciones de sus padres cuando escasea el dinero. También les ayudará a estar mejor preparados cuando ellos mismos enfrenten problemas similares, según Johns. Algunos observadores predicen que el estilo de vida, relativamente próspero, del estadounidense promedio seguirá declinando por varios años. "Es muy importante enseñar a nuestros hijos a vivir de una manera menos materialista", recalca ella. "Posiblemente ellos no podrán gozar de todas las comodidades que sus padres les brindaban cuando eran niños. Así que hay que sentarse con la familia y decirle, esto es todo el dinero que tenemos y de esta forma tenemos que usarlo". Al impartir sus clases entre familias de bajos ingresos, Johns se basa no sólo en investigaciones científicas sino también en sus experiencias como madre de una niña y un niño al sobrevivir graves problemas económicos hace algunos años. Lejos de ocultar su precaria situación a sus hijos de 10 y 12 años, respectivamente, Johns los confrontó con la realidad luego de su divorcio. "Saqué mi chequera, junté todas las cuentas por pagar y las puse en dos grupos; le di uno a cada uno de mis hijos y les pedí que escribieran los cheques para pagarlas", relató la especialista. "Al terminar, ellos pudieron ver a donde iba todo nuestro dinero". También hizo ver a sus hijos que yendo a comer fuera de casa con menos frecuencia y preparando ellos mismos sus pizzas y otros antojos, habría más dinero para cosas más importantes para el bienestar familiar. En poco tiempo, la hija de Johns notó que el costo de electricidad de redujo notablemente cuando en la casa comenzaron a evitar que luces, radios o televisores estuvieran encendidos por tiempo innecesario. El dinero ahorrado se convertía en ropa y otras cosas para ella y su hermano. Johns sostiene que no es conveniente colmar a los hijos con todo tipo de obsequios con el único propósito de tenerlos contentos. Eso no les ayuda a encarar adversidades. Según ella, gran parte del actual caos económico se debe a los excesos del estilo de vida estadounidense, comparado con el de las generaciones que sobrevivieron enormes dificultades a raíz de la Segunda Guerra Mundial. "Es mucho mejor crecer con poco e ir teniendo más a medida que uno crece, que tener mucho de niño para luego tener que vivir con menos", dijo refiriéndose a las penurias vividas en los años del conflicto bélico. Quizás no todos los padres puedan poner en práctica todas las medidas usadas por Johns para sobrevivir su crisis. Pero ella afirma que los hijos deberían participar en la tarea de hacer rendir más los ingresos familiares, tanto en los buenos tiempos como en los malos. Lo más importante es satisfacer las necesidades básicas y aprender a diferenciar lo que realmente se necesita de lo que simplemente son antojos. Eso podría ayudar a que los hijos acepten de mejor manera que se les compre, por ejemplo, un par de zapatos tenis que cuesta $40 en vez de uno que se vende a $80. Mejor aún, usted podría hacer rendir más su dinero al aprovechar ofertas de artículos usados, como los que se encuentran en ventas de garajes a una fracción del costo original, algo que Johns admite seguir haciendo. "A mi encanta viajar. Así que no me importa comprarme un sweater en una venta de garaje porque eso me permite tener más dinero para viajar", dijo. "Cualquier familia podría hacer lo mismo, siempre y cuando se fije metas claras para hacer rendir más su dinero". Resista la tentación de gastar para satisfacer gustos "En mis clases suelo decir: Si realmente quieren ahorrar dinero, no vayan a los centros comerciales para admirar los escaparates. Uno no debe dejar un bistec enfrente de un perro hambriento y esperar que no se lo coma", advierte Johns como medida para vencer la tentación de gastar en algo que realmente no se necesita. * Aproveche oportunidades para canjear servicios o artículos que usted necesite o desee en vez de comprarlos. "En una de mis clases, una señora que se dedicaba a limpiar casas quería decorar su hogar. Encontró a una decoradora que necesitaba ayuda con la limpieza del suyo y ambas salieron ganando", contó Johns. Beneficios similares podrían encontrarse entre personas dedicadas a la mecánica, plomería, carpintería y cualquier ramo de servicios profesionales. * Canjee prendas de vestir y otros artículos y enseres domésticos que quizás tiene almacenados en su hogar, sin uso alguno, por algo que sus vecinos o amigos tengan en condiciones similares. * En vez de comer en restaurantes con tanta frecuencia, cocine algo especial para disfrutarlo en casa con amigos y familiares. Si decide comer fuera de casa, aproveche las ofertas especiales de restaurantes. Por ejemplo, los que ofrecen una comida gratis al comprar otra. * Aproveche cupones de descuento de comercios locales, pero asegúrese de comprar algo que realmente le beneficiará. * En vez de ir a cines y otros sitios de diversión familiar que cuestan dinero, busque maneras de entretenerse en casa; o vaya a parques, playas y otros sitios públicos gratuitos. * Si disfruta de la lectura, no desaproveche la biblioteca pública de su comunidad. La gran mayoría de bibliotecas, además de libros y revistas, ofrecen discos compactos de música y películas que los miembros también pueden llevar a casa. Lecciones difíciles, pero necesarias. Margaret Johns confía en que la actual crisis económica sirva para que padres e hijos aprendan a vivir mejor en una sociedad dominada por el consumismo, como ella y sus hijos aprendieron en carne propia hace un par de décadas. Aunque sus hijos todavía se burlan de ella por su tenacidad en tratar de reducir gastos cuando ellos eran niños, también le agradecen porque dicen estar mejor preparados para enfrentar la actual crisis. "Como madre, siento que valió la pena todo lo que tuvimos que pasar", concluyó la especialista de la UC.