18 de septiembre de 2009
El Nuevo Herald
Más de 20 personas fueron acusadas el jueves de perpetrar un fraude masivo contra compañías aseguradoras al presentar falsos reclamos de accidentes automovilísticos y reparaciones. Aunque la modalidad no es nueva, el ardid sigue provocando cuantiosas pérdidas a la industria. En este caso, los investigadores informaron que superaban los $2 millones. "Salimos esta mañana a buscar a un grupo de 26 personas que conspiraron para robar a las aseguradoras. Cualquier cosa que hubiesen podido ganar con el fraude ahora lo van a perder', dijo el portavoz de la policía de Hialeah, Carl Zogby. Los detalles de los arrestos fueron dados a conocer en una conferencia de prensa en la estación policial de esa ciudad. La presentación también abordó los pormenores de la pesquisa que terminó con la intervención de un taller de autos en Hialeah, especializado en planear y ejecutar los falsos accidentes. El establecimiento en cuestión -- High Performance Auto Services Inc.-- captaba a los automovilistas y dueños de pólizas de seguros. En el taller se encargaban de hacer el trabajo sucio, es decir, abollar y maltratar las estructura de los vehículos a punta de golpes y palos con la finalidad de que dieran la apariencia de haber sido chocados. Incluso llegaban a dañar el sistema de bolsas de aire para duplicar y hasta triplicar el costo total por las supuestas reparaciones. Aunque los arreglos jamás se hacían. La segunda parte del fraude implicaba el reclamo los propietarios de los vehículos ‘afectados' y los administradores del negocio de reparación, ante la compañía aseguradora. En total, 13 empresas que ofrecen cobertura para automóviles motorizados fueron sorprendidas con el engaño. Los implicados en el fraude fueron capturados en sus domicilios durante las primeras horas del jueves y en el marco de un operativo sorpresa que requirió la movilización de hasta 60 agentes policiales de Miami-Dade, Hialeah Gardens y el Buró Nacional de Crímenes a las Compañías de Seguros (NICB). Mientras se hacía el anuncio policial, los sospechosos, entre hombres y mujeres, permanecían esposados en un ambiente contiguo a la sala de prensa. Del grupo de 26 sujetos involucrados en el fraude, seis lograron escapar al cerco policial y estaban en calidad de prófugos. Los reclamos infundados también abarcaron pedidos por lesiones personales, aprovechando que las pólizas que se venden en la Florida brindan una cobertura de hasta $10,000 dólares por cuidados médicos y atención hospitalaria. "Nunca tuvieron lesiones, pero igualmente les cobraban a las aseguradoras', anotó Zogby. Los automóviles no se reparaban sino que se entregaban de vuelta a sus dueños. Luego los propietarios hacían desaparecer los vehículos o simplemente esperaban a que el banco procediera a incautarlos por falta de pago, siempre que se tratase de un automóvil financiado. El desmantelamiento de la red de fraude es parte de la llamada ‘Operación Chocar, Abollar y Cobrar' y requirió un seguimiento de dos meses. La mayoría de los arrestados no registra antecedentes criminales, de acuerdo con los detectives familiarizados con el caso. En líneas generales se calcula que la industria de las aseguradoras de automóviles pierde unos $80,000 millones al año con el ardid de los accidentes falsos y otros engaños. Los efectos negativos repercuten en los presupuestos de todos. "Aproximadamente el 20 por ciento de los incrementos de las pólizas de seguro suben por el costo de los reclamos fraudulentos', puntualizó Nick Halliwell, el portavoz de Allstate, una de las afectadas con esta modalidad de robo. En octubre el año pasado Allstate, una de las cinco principales compañías de seguros de autos de la Florida, presentó una demanda en una corte federal exigiendo la restitución de $1.5 millones contra una serie de empresas, desde operadores de remolques, clínicas quiroprácticas y talleres de reparación de autos, entre otras, argumentando que habían tramitado daños de automóviles y lesiones personales infundadas. Las normas que regulan las operaciones de las aseguradoras requieren que cada compañía investigue los casos que les parezcan fraudulentos y, luego, reporten los incidentes a la División de Fraudes de Seguros del Departamento de Servicios Financieros (DFS). Zogby subrayó que muchas personas caen en la tentación de hacer dinero fácil en medio de la crisis y con el apuro no recapacitan en las consecuencias de sus acciones. ‘Pensaron que habían hecho su fechoría y saldrían libres, pero se equivocaron', dijo.