18 de agosto de 2009
El Nuevo Herald
Albert González, el pirata informático de Miami y ex informante del gobierno que el año pasado hizo récords al robar los números de tarjeta de crédito de 40 millones de personas --el mayor caso en la historia de Estados Unidos-- rompió el lunes su marca personal. Este pirata de 28 años que lanzó su carrera recorriendo Dixie Highway con una computadora portátil para penetrar los sistemas de seguridad de varias tiendas, fue encausado el lunes en Nueva Jersey por un elaborado plan para robar más de 130 millones de números de tarjetas de crédito y venderlas en el mercado negro mundial. Conocido en los oscuros rincones del espacio cibernético como soupnazi, este miamense de nacimiento fue acusado junto con dos personas no identificadas de robar la información de tarjetas de crédito de los clientes del gigante 7-Eleven y la cadena de supermercados Hannaford Brothers. También se les acusa de penetrar los sistemas informáticos de la empresa procesadora de pagos Heartland Payment Systems. La fiscalía dijo que González, que ya está detenido en espera de un juicio por el caso anterior, usó una sofisticada técnica de piratería informática conocida como "inyección de SQL' para penetrar sistemas informáticos y robar la información de tarjetas de crédito y débito, enviando la información a California, Illinois, Letonia, Holanda y Ucrania. La información se imprimía en tarjetas nuevas y se ofrecía a miles de compradores en cafés y clubes nocturnos en todo el mundo. La fiscalía afirmó que se trata del mayor robo de información de tarjetas de crédito y débito ‘‘que se haya juzgado nunca en Estados Unidos'. El encausamiento representa el roce con la ley más reciente de González, cubanoamericano graduado de secundaria que se hizo famoso entre los piratas informáticos locales por sus extraordinarias habilidades con las computadoras y su increíble capacidad para navegar entre gran cantidad de información. En el 2003 evitó que lo condenaran por robo de tarjetas de crédito en Nueva Jersey al aceptar convertirse en informante del Servicio Secreto. Pero los agentes federales descubrieron en el 2007 que estaba robando en secreto millones de números de tarjetas de crédito. Armado con una laptop y una antena, González se paseaba por la atestada U.S. 1 en Miami, penetrando las redes inalámbricas de las grandes tiendas, como TJ Maxx, BJ's WholeSale Club, OfficeMax y Barnes & Noble, robándose la información de las compras con tarjetas de crédito, afirma la fiscalía. González fue encausado junto a otras 10 personas en un tribunal federal en Boston por robar más de 40 millones de números de tarjetas de crédito, el robo más grande de su tipo en ese momento. Durante su carrera criminal amasó más de $1.65 millones, un apartamento en Miami, un BMW, un contador de billetes y una pistola Glock 27. Los fiscales dijeron que González enterró $1 millón en el patio de la casa de sus padres, en el suroeste de Miami-Dade. Otras dos personas de Miami también fueron encausadas, Christopher Scott y Damon Patrick Toey, que ya se declararon culpables. Desde entonces, los fiscales dicen que han descubierto que esos no eran los únicos delitos cibernéticos que cometía. González también lanzó un plan para robarse más información de cuentas de clientes en el 2006 al penetrar directamente los servidores de empresas procesadoras de pagos de tarjetas de crédito que manejan millones de transacciones diarias. Los acusados escogían sus objetivos estudiando la lista de empresas Fortune 500 y yendo a las tiendas para determinar qué sistemas de pagos usaban, indican documentos judiciales. "Este es el mayor caso de su tipo', dijo Sean Arries, experto en seguridad de Terremark, Inc. de Miami. "Su envergadura me deja loco'. Los investigadores dicen que González y su red están entre los más avanzados que han visto. "No hay muchos piratas que puedan hacer esto', es un grupo selecto [y eso] demuestra que estas personas tienen un alto nivel', dijo Erez Liebermann, fiscal federal adjunto de la Oficina Distrital del Departamento de Justicia en Nueva Jesery. René Palomino Jr., abogado de González en Miami, no respondió a varias solicitudes de entrevistas. El lunes por la noche nadie respondió al teléfono en la casa donde González se crió, al oeste de Coral Gables. Más allá del caso penal, Arries dijo que los casos que involucran a González ya han obligado a varias compañías a proteger mejor la información financiera de sus clientes y han tenido que pagar millones en compensación. "Las empresas tienen la responsabilidad de asegurar este tipo de información y no lo están haciendo nada bien', dijo Arries. "Han permitido vulnerabilidades'.