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  Por el libro
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16 de agosto de 2009

El Nuevo Dia

Washington - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró ayer que su proyectada reforma del sistema de salud pondrá fin al control que ejercen las empresas aseguradoras.

En su discurso habitual de los sábados añadió que en virtud de esa reforma, las aseguradoras ya no podrán negar cobertura, ni cancelar pólizas a quienes enfermen.

Además, prohibirá que nieguen cobertura debido al historial médico de un paciente, que cancelen su póliza si enferma, u ofrezcan menos cobertura justo cuando es más necesaria, prometió.

"Las compañías de seguro ya no podrán imponer límites arbitrarios en la cobertura que reciben en un año dado o en el transcurso de la vida, e impondremos un límite al monto que se les puede cobrar en gastos propios, porque nadie en Estados Unidos debe irse a la quiebra simplemente porque se enferma", señaló.

Impulsa la prevención

El Presidente, que ha intensificado su campaña para recoger apoyo popular a su plan, dijo que mediante la reforma se exigirá a las empresas de seguro médico que paguen exámenes rutinarios y atención preventiva, como mamografías y colonoscopías.

"No hay razón para no salvar vidas o ahorrar dinero con la detección temprana de enfermedades como el cáncer de mama y de próstata", manifestó.

Obama admitió que existe escepticismo y que ha tenido una dura tarea en sus esfuerzos ante la resistencia planteada por "los intereses particulares que se benefician del statu quo (y) usan su influencia y aliados políticos para atemorizar y engañar al pueblo".

"Quienes obstaculizan el camino de la reforma están dispuestos a decir prácticamente cualquier cosa para asustarlos sobre el costo de actuar. Pero no dicen mucho sobre el costo de no actuar", señaló.

Según el Presidente, de no tomarse medidas para reformar el sistema en los próximos años será cada vez más oneroso e imposible de sostener.

Se calcula que en Estados Unidos hay casi 50 millones de personas que no tienen seguro y la reforma busca conseguir que ese grupo tenga acceso garantizado a la atención médica.

En su discurso también de los sábados, el senador republicano Orrin Hatch, manifestó que su agrupación política está de acuerdo en que se debe reformar el sistema.

Sin embargo, dijo que la reforma supondría un gasto enorme de $2,500 millones que "no tiene ningún sentido, especialmente en un momento en que el gasto y la deuda se están multiplicando a una velocidad alarmante".

Hatch reconoció que existen algunas áreas de acuerdo entre demócratas y republicanos, pero insistió en que "la trayectoria" que se está "siguiendo ahora es simplemente gastar otro billón de dólares de los contribuyentes para engrandecer más el papel del Gobierno federal".