Inicio  








  Por el libro
Bookmark & Share

14 de agosto de 2009

La Opinion

Varias empresas concesionarias de vehículos están presionando a los compradores de vehículos que aspiran a beneficiarse del programa Cash for Clunkers (Plata por su Carcacha) para que desembolsen más dinero del que contempla el programa, dijeron ayer representantes de dos organizaciones defensoras del consumidor.

Consumer Action y Consumers for Auto Reliability and Safety (CARS) dijeron que algunos concesionarios están exigiendo que sus clientes firmen contratos que los obligan a cancelar "inmediatamente" entre 3,500 y 4,000 dólares en efectivo en caso de que el gobierno federal no cumpla con dar subsidio del programa.

Otra cláusula contenida en esos contratos otorga al vendedor del vehículo el derecho de cobrar un recargo por "uso" del vehículo, equivalente a gastos de depreciación, lo que puede ascender a varios miles de dólares, de acuerdo a consumidores que contactaron a esas organizaciones.

Estas han enviado una carta al secretario de Transporte, Ray LaHood, para pedirle que la dependencia prohíba a las concesionarias presionar o inducir a los compradores a firmar tales contratos de contingencia. También piden a LaHood investigar y multar a las empresas que recurren a esas prácticas, determinar qué compradores han hecho algún desembolso que no estaba previsto en el programa y obligar a los concesionarios a reintegrarles su inversión.

"A pesar de que el programa de ha rescatado a las concesionarios de automóviles, algunos de ellos están tratando de torcer las reglas del juego y sacar ventaja de los compradores", dijo Joe Ridout, portavoz de Consumer Action.

Ana Causey, de South Carolina, explicó ayer en una teleconferencia convocada por Consumer Action y CARS que después de cerrar un trato con un concesionario y llevarse un nuevo vehículo a casa a cambio de su viejo Buick Century (por el que recibió 3,500 dólares), el negociante llamó posteriormente a su casa para invalidarlo. El vendedor de automóviles dijo en esta ocasión que el Buick no llenaba los requisitos para recibir los 3,500 dólares, sino solamente mil, y que ella estaba obligada a pagar ahora los 2,500 de diferencia.

Peter Giacalone, un conductor de New Jersey, dijo ayer que un concesionario le aseguró que reunía los requisitos para hacer una transacción con su viejo Volvo, pero que debía pagar 3,500 dólares de su propio bolsillo para obtener un carro nuevo. Una vez que el gobierno pagara el cupón por 3,500 dólares, se le informó, se le iba a reembolsar su dinero.

El programa Cash for Clunkers fue creado por el gobierno federal para estimular la venta de vehículos y ayudar a la industria automotriz a recuperarse del descalabro. Más de 185,000 vehículos nuevos se han vendido desde que se empezó a aplicar el plan, y la semana pasada el Senado aprobó una partida adicional de 2,000 millones de dólares para darle continuidad.

Además de darle un empujón a la industria automotriz, el programa, conocido por las siglas CARS, persigue el objetivo de sacar de las carreteras a las unidades más propensas a contaminar el medio ambiente, debido a su reducida eficiencia energética.

La Asociación Nacional de Concesionarios de Automóviles (NADA) comunicó a este diario que se encuentra trabajando con la Administración Nacional de Seguridad en Carreteras (NHTSA), para resolver todos los problemas relacionados con la marcha del programa que, a su juicio, han causadolas cuestiones aducidas por sus críticos.

"Aunque los problemas vinculados con los trámites de las solicitudes del programa se han reducido significativamente, el proceso de obtención de los reembolsos todavía enfrenta escollos significativos", dijo John Lyboldt, vicepresidente a cargo de operaciones de la NADA. Agregó que también trabaja conjuntamente con la NHTSA para agilizar el pronto pago a los concesionarios.

Especificó que es de suma importancia que antes de someter una solicitud a esa dependencia, los concesionarios revisen una y otra vez que cada "i" lleve su respectivo punto y cada "t" su barrita.

NADA también ha hecho señalamientos a la NHTSA sobre algunos cláusulas del plan CARS que han creado confusión, y que esta entidad se encuentra revisando.

"Hay que entender que es un sistema manejado por humanos, toma tiempos que los dealers manden todos los datos requeridos. A veces no mandan el papeleo completo", aseveró un funcionario de la NHTSA que pidió guardar el anonimato.

Por otro lado, agregó, el gobierno no puede establecer cuánto dinero puede pedir un concesionario por un vehículo.

"Todo depende de la situación económica; si el crédito de una persona no es tan bueno como el de otra, los concesionarios quizá pidan más garantías en el primer caso", explicó.

Dijo además que estos negocios tienen obligación de dar a un vehículo que va a ser cambiado por el programa CARS el valor de "cacharro" (scrap value), y no tienen por qué guiarse por el trade value, es decir, el precio fijado en el Blue Book.

Según el programa, un vehículo reúne las condiciones para ser intercambiado por uno nuevo si tiene un millaje combinado ciudad-carretera de 18 millas o menos, si se encuentra en estado operable y ha estado debidamente matriculado por un año como mínimo.

Si el participante en el programa selecciona un vehículo que produce un millaje combinado de cuatro a nueve millas por galón , puede recibir 3,500 dólares; si el rendimiento de combustible adicional alcanza o excede los 10 o más millas por galón, la suma asciende a 4,500 dólares.

Por otro lado, el periódico Los Angeles Times dijo ayer que casi cinco millones de antigüedades —vehículos construidos antes de 1984— fueron excluidos del programa CARS como resultado del cabildeo llevado a cabo por los aficionados a los vehículos de carros antiguos.

Esta decisión, según el Times, ha mantenido circulando los vehículos más contaminantes.