12 de agosto de 2009
El Nuevo Herald
Una fundación de electricistas de Estados Unidos alega haber perdido millones de dólares en la debacle financiera de Stanford International Bank (SIB) por confiar en un reporte de la firma de consultoría de riesgo Kroll Inc., que omitió las señales preocupantes sobre la reputación del banco, según una demanda civil. "En lugar de realizar una investigación razonable y reportar la información negativa de SIB, su afiliados o directivos, Kroll entregó un reporte falsamente positivo', aseguró la demanda. Thomas Cash, gerente general de la división de inteligencia de Kroll para América Latina y el Caribe, quien firmó el acuerdo con la fundación demandante para evaluar el banco, salió de la empresa consultora luego de que la querella fue radicada en la corte federal de Miami a fines de mayo. Ray Howell, vocero de Kroll, confirmó a El Nuevo Herald que Cash se separó de la firma, con una importante sede en Miami, pero dijo que es política de la compañía no comentar detalles de la salida de sus empleados. En cuanto a la demanda, Howell explicó que el informe de Kroll advirtió de los riesgos de invertir en el banco con sede principal en la isla de Antigua. "El reporte de Kroll hace claridad en su última oración que, dada la naturaleza del banco y el hecho de que está menos estrictamente regulado, implica un mayor riesgo', dijo Howell. El Nuevo Herald tuvo acceso al informe de Kroll y pudo confirmar el contenido de esa frase. el,5 En uno de sus reclamos, la fundación demandante Electri International, The Foundation for Electric Construction, acusó a Kroll de ocultar que Cash había sido contratado como consultor por Allen Stanford, dueño del banco. Cash fue contratado luego de que Stanford fue nombrado en una comisión especial del gobierno de Antigua para limpiar la imagen del sistema financiero de la isla y fortalecerlo, afirma la demanda presentada por el abogado Michael S. Oslin, de Miami. Al momento en que Stanford contrató a Cash en 1999, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había expedido una circular de alerta que instaba a los bancos estadounidenses a realizar un mayor escrutinio de las transacciones con bancos en Antigua debido a las "regulaciones corruptas' que imperan en estos paraísos financieros, agrega la demanda. "Kroll nunca reveló la conexión del señor Cash y el señor Stanford y el obvio conflicto de intereses presente', afirma la querella. Según los demandantes, Cash debía saber sobre estos hechos. Cash, un condecorado ex jefe de la división de Miami de la Agencia de Lucha contra las Drogas (DEA), no respondió mensajes telefónicos y electrónicos de El Nuevo Herald. Electri argumenta que invirtió $5.4 millones en SIB entre diciembre del 2005 y enero del 2006. La fundación contrató a Kroll en abril del año siguiente para investigar la reputación del banco por lo cual pagó $15,000. Kroll presentó dos reportes que fueron criticados por su ambigüedad e imprecisión por funcionarios de Electri hasta que en junio la firma presentó su estudio final en el que le dio al banco "un certificado de buena salud', alegan los demandantes. Entre otras omisiones, la demanda señala que Kroll no entregó información sobre Stanford y sus conexiones con otras firmas del conglomerado financiero, su extraordinario poder político en Antigua, sus aportes a congresistas de Estados Unidos y el hecho de que su papel en Antigua había sido objeto de escrutinio de la división antinarcóticos del Departamento de Estado. Basándose en el informe, Electri no redimió sus certificados de depósito e invirtió una nueva cantidad para un total de $6.3 millones que finalmente perdió, agrega el documento. Kroll no ha respondido la demanda.