5 de agosto de 2009
Consumer.es
El mantenimiento de la red eléctrica es fundamental para
evitar accidentes. Una instalación en mal estado aumenta la probabilidad de que se produzcan
daños en los equipos. Entre estos, destacan los
cortocircuitos y los incendios, por lo que es conveniente conocer las causas que los provocan y, sobre todo, aprender a evitarlas. Los daños se producen por dos motivos: la sobrecarga de la red y el mal estado o envejecimiento de ésta. Una instalación está sobrecargada cuando se conectan demasiados aparatos eléctricos a la vez y por los conductores circula una corriente excesiva. Esta situación provoca que la temperatura de los cables aumente y, en consecuencia, favorece su degradación.
Si por los conductores circula una corriente excesiva, estos se calientan y aumenta el riesgo de incendio La temperatura es proporcional a la intensidad de la sobrecarga. Cuanto más sobrecargada esté la red, mayor será el calor que registrarán los conductores. Si el calor es excesivo, los cables pueden llegar a incendiarse. ¿Cómo evitarlo? Con pequeños interruptores automáticos o
PIA que limitan la intensidad, en sustitución de los antiguos fusibles, e interrumpen la corriente eléctrica cuando se conectan más aparatos de los que la red es capaz de soportar. Cada circuito debe tener su propio PIA.
Instalación en mal estado Las tareas de mantenimiento son fundamentales. Una instalación en mal estado aumenta el riesgo de cortocircuitos, que pueden derivar en un incendio. Ambos suceden por la misma causa: una subida de la intensidad. Sin embargo, el origen de ésta es diferente. Los cortocircuitos se producen por una mala conexión entre dos conductores que se encuentran a distinto potencial, es decir, que tienen una tensión diferente. Esto provoca un aumento de la corriente y el calentamiento de los conductores, que pueden llegar a quemarse.
Quemaduras, otro riesgo latente Además de aumentar la posibilidad de incendio, el incremento de la temperatura de los conductores eleva el riesgo de quemaduras. éstas se pueden producir
si, tras una subida de intensidad, se tocan los cables, ya que el calor de estos será excesivo,
o cuando el metal fundido se proyecte hacia el exterior. Estas salpicaduras son motivo de lesiones.